La Presidenta Sheinbaum confió en ella para custodiar uno de los tesoros más grandes del país: la identidad mexicana.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 7 de octubre del 2025.
En un país donde la política suele ser el rostro más visible del poder, Claudia Curiel de Icaza ha demostrado que la cultura también puede gobernar, inspirar y transformar. No con discursos encendidos, sino con acciones que tocan lo más profundo del ser mexicano: su identidad.
Desde su trinchera como Secretaria de Cultura del Gobierno de la República, Curiel de Icaza no solo impulsa proyectos, sino que teje una red de renacimiento cultural que recorre el país entero, desde las raíces mayas de Yucatán hasta las montañas rarámuris de Chihuahua.

Su labor no se mide en estadísticas ni en cifras presupuestales. Se mide en la emoción de una niña que toca una marimba en Chiapas, en el joven que escribe poesía en Oaxaca, en la mujer que recupera el bordado ancestral en Guerrero, o en el cineasta que filma su primera historia en Sonora.
Ahí, en esos espacios, vive la verdadera política de la cultura, la que no se grita desde los atriles, sino la que se respira, se escucha y se siente en cada rincón del país.
Una revolución silenciosa: arte, comunidad y nación.
Claudia Curiel de Icaza entiende que la cultura es la columna vertebral de la nación. Bajo la instrucción de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ha emprendido una cruzada por democratizar el acceso al arte y la cultura, llevando las expresiones artísticas a comunidades que durante décadas permanecieron olvidadas.
A través de programas como Cultura Comunitaria, Semilleros Creativos y las Escuelas del Arte Popular, Curiel de Icaza está conectando generaciones, fortaleciendo identidades y, sobre todo, dignificando las raíces mexicanas.

No se trata de rescatar el pasado por nostalgia, sino de convertirlo en una fuerza viva que inspire el futuro. La danza, el cine, el teatro, la lectura y las artes escénicas no son lujos de élite, sino herramientas de transformación social.
Y en eso, Claudia Curiel ha sido clara: la cultura no puede quedarse en los museos; debe caminar en las calles, hablar en las lenguas originarias y vivir en la gente.
La cultura como estrategia de nación.
En un momento donde México redefine su rumbo bajo el liderazgo de la Presidenta Sheinbaum, la cultura se ha convertido en un eje estratégico. No solo impulsa el orgullo nacional, sino que también fortalece la cohesión social y abre oportunidades económicas a través de industrias creativas.
Curiel de Icaza ha promovido la expansión de espacios culturales, la digitalización del arte nacional, la recuperación de archivos históricos y la creación de festivales que conectan lo local con lo global.
Cada acción es un recordatorio de que la cultura no es un adorno del gobierno, sino una política pública de transformación.

Detrás de cada mural, cada taller, cada libro publicado en lenguas indígenas o cada película apoyada por el Estado, hay una visión clara: construir un país que se reconozca en su diversidad y se proyecte con orgullo al mundo.
Claudia Curiel, la voz que cultiva el alma de México.
Claudia Curiel de Icaza no es una funcionaria tradicional. Es una gestora del alma nacional, una mujer que comprende que el arte no solo refleja la sociedad, sino que la moldea.
Su trabajo no busca aplausos inmediatos, sino dejar huellas duraderas en la conciencia colectiva. En tiempos donde la política suele dividir, la cultura une.
Y es ahí donde radica su fuerza, su propósito y su legado.

La Presidenta Sheinbaum confió en ella para custodiar uno de los tesoros más grandes del país: la identidad mexicana. Y Claudia Curiel lo está haciendo con la sensibilidad de una artista y la determinación de una líder.
Hoy, mientras el país avanza en el “Segundo Piso de la Transformación”, la cultura se erige como su cimiento invisible, y la figura de Claudia Curiel de Icaza como la arquitecta silenciosa de ese nuevo México: un México que no olvida de dónde viene, que sabe quién es y que, por fin, empieza a creer en lo que puede llegar a ser.