En un contexto donde la polarización acecha, la universidad se erige como una herramienta institucional invaluable para la sociedad tabasqueña.
Por: La Palabra Política.
Tabasco, 30 de junio del 2025.
En el corazón del edén tabasqueño, donde la política a menudo intenta teñir cada rincón de la vida social, existe un faro que se resiste a ser arrastrado por las mareas partidistas: la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). Desde su génesis, la máxima casa de estudios de los tabasqueños se erigió como un templo del saber, una institución pulcra con la noble misión de sembrar las semillas del conocimiento para cosechar ciudadanos ejemplares, pilares de un futuro próspero y justo para el estado.
Sin embargo, el sendero de la UJAT no siempre estuvo exento de las sombras de la política. Como un ente formador de conciencias, educador de juventudes y crisol de ideas, el poder político históricamente posó sus ojos en la universidad, viéndola como una herramienta social, un semillero de estudiantes movilizables para sus causas.
Pero en esta segunda etapa al frente de la Rectoría, Guillermo Narváez Osorio ha trazado una línea clara en la arena: la UJAT es, ante todo, un bastión académico, un epicentro de creación cultural, científica y deportiva, donde la brújula apunta únicamente hacia la formación integral de sus estudiantes. Con una visión firme, el Rector ha insistido en que la máxima casa de estudios no se contamina con las pasiones efímeras de la política, con las emociones partidistas que, si bien legítimas, deben quedar al margen de la pureza del conocimiento.
En un estado donde la política ha extendido sus tentáculos a casi todos los ámbitos de la vida, la UJAT, bajo la guía de Narváez Osorio, se ha mantenido como una isla de ecuanimidad, un territorio neutral donde las ideologías que gobiernan Tabasco encuentran un límite infranqueable. El Rector ha demostrado una pulcritud y un cuidado exquisito en su actuar como eje rector, manteniendo una relación caballerosa y respetuosa con el Gobierno del Gobernador Javier May Rodríguez.
Como institución autónoma, la UJAT ha encontrado en el gobierno estatal un aliado para fortalecer la educación, para sumar esfuerzos en la formación académica de los estudiantes y para seguir impulsando el crecimiento de una institución que hoy se consolida como un referente en la preparación de los futuros líderes de Tabasco y de México.
Es por ello que la labor de Guillermo Narváez Osorio al frente de la UJAT reviste una importancia trascendental. En un contexto donde la polarización acecha, la universidad se erige como una herramienta institucional invaluable para la sociedad tabasqueña, un espacio donde el conocimiento florece libre de ataduras partidistas, iluminando el camino hacia un futuro más promisorio para todos. Su liderazgo es un faro de esperanza, recordándonos que la educación, en su esencia más pura, debe ser siempre un territorio neutral, un edén del saber donde las ideas se cultivan sin más colores que los del conocimiento y la verdad.
