Política

Luis Donaldo Colosio Riojas: El Eco Vivo de un Apellido que aún Late en la Historia.

Porque sí… aún vemos un México con hambre y sed de justicia. Y necesitamos que alguien vuelva a creer que eso puede cambiar.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 31 de julio del 2025.

En un país donde los apellidos muchas veces pesan más que las ideas, Luis Donaldo Colosio Riojas carga sobre sus hombros algo más que un nombre: lleva una herencia. Una promesa interrumpida. Un legado que no terminó, que no murió, que quedó sembrado en la memoria colectiva como una semilla que aún espera florecer. Su apellido no es un simple recuerdo, es un símbolo, una cicatriz nacional que todavía arde en el corazón de millones.

Luis Donaldo no eligió esa carga. Nació con ella. Pero sí ha elegido cómo llevarla. Y eso marca la diferencia.

Luis Donaldo Colosio Murrieta y su heredero, Luis Donaldo Colosio Riojas.

Un apellido que no se olvida.

Decir “Colosio” en México es invocar una de las frases más contundentes y sinceras que se han dicho desde la política: “Veo un México con hambre y sed de justicia.” Esa frase no es solo una línea de discurso, es un grito de dignidad, una fotografía de una nación partida entre la esperanza y el olvido. Su padre, Luis Donaldo Colosio Murrieta, no fue solo un candidato; fue una visión. Una ruta política interrumpida en vida, pero no sepultada. Y hoy, su hijo ha comenzado a caminar por ese sendero con un temple distinto: más silencioso, más sereno, pero con un profundo amor por México.

Luis Donaldo Colosio Riojas, Senador de la República.

El heredero que quiere ser autor.

Luis Donaldo Colosio Riojas sabe que no basta con tener un apellido ilustre. No vive de la nostalgia. No ha hecho del recuerdo una estrategia. Al contrario: ha construido su propia historia con prudencia, con inteligencia, con un tono que no grita pero resuena. Es un político joven, pero no ingenuo. Es un hombre público con sensibilidad humana, con formación, con profundidad emocional.

Desde su paso como alcalde de Monterrey, hasta su actual posición como senador, ha demostrado que no busca reflectores, sino sentido. Y eso, en la política mexicana, ya es una rareza. Habla con claridad, sin aspavientos, con el tono de alguien que sabe que lo que se dice debe importar más que cómo se dice. Hay en su discurso un equilibrio extraño entre lo emocional y lo racional, como si en cada palabra reviviera el eco de su padre y al mismo tiempo, la firme intención de no vivir a su sombra.

La política como promesa renovada.

Luis Donaldo Colosio Riojas no tiene un compromiso con las estructuras partidistas, ni se limita a las agendas de coyuntura. Su compromiso es más profundo: con la memoria, con la historia, con las miles de personas que aún sueñan el proyecto que su padre no pudo concluir. Y también, con quienes hoy lo miran con esperanza, como si en él hubiera una posibilidad de redención, de rescate, de futuro.

No es casualidad que mujeres, jóvenes, hombres de todas las clases sociales lo vean con afecto. Él representa algo que escasea: confianza. Porque no se muestra como el político que lo sabe todo, sino como el ser humano que está dispuesto a aprender, a escuchar, a evolucionar. Su madurez no viene de los años en el cargo, sino del aprendizaje que transformó en destino, de la historia que decidió no ignorar, del silencio que convirtió en brújula.

Un liderazgo que aún se está gestando.

Luis Donaldo no tiene prisa, y eso es parte de su fortaleza. Mientras otros corren detrás del poder, él camina con calma, forjando estructura, armando redes, ensayando discursos con sentido. Su liderazgo no busca imponerse, sino consolidarse. No levanta la voz para imponer, sino para unir. Porque sabe que en México, la política ya no necesita más gritos: necesita acciones que inspiren.

Y en cada evento, en cada entrevista, en cada acto social, se nota una sincronía emocional con quienes lo rodean. No es el político del guion ensayado, sino el ciudadano que siente, que conecta, que duele. En él, muchos ven el reflejo de lo que pudo ser… y la posibilidad de lo que aún puede ser.

La responsabilidad de ser Colosio.

No se puede negar: ser Colosio es un peso. Pero Luis Donaldo ha empezado a convertir ese peso en motor. En vez de rendirse a la sombra de la historia, la está convirtiendo en energía para el presente. Y aunque el apellido tenga peso, él sabe que solo el carácter y la coherencia lo mantendrán firme en su consolidación política.

Colosio Riojas es, hoy por hoy, una promesa en maduración. Su visión política aún está tomando forma, pero su fondo ya está claro: justicia social, sensibilidad humana, y un profundo respeto por el México que su padre soñó. Él no quiere venganza, quiere transformación. No busca repetir la historia, quiere escribir una nueva.

Conclusión: cuando el pasado y el futuro se dan la mano.

Luis Donaldo Colosio Riojas representa un punto de encuentro entre la nostalgia y la esperanza. Es un nombre que da esperanza, pero también ilusiona. Es el puente entre una herida histórica y un porvenir posible. Hoy, como senador, empieza a dejar huella propia. Pero más allá del cargo, lo que se gesta en él es un liderazgo distinto, profundo, humano.

Si sabe mantenerse firme, si no se pierde en los fuegos artificiales del poder, si logra conservar su conexión emocional con la gente, Colosio Riojas puede no solo honrar el legado de su padre… puede terminar lo que él empezó: hacer de la política un acto de amor por México.


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