Política

Trump ya Mueve las Fichas del Poder en México.

El mensaje es claro: Trump quiere el control total, y lo está tomando sin pedir permiso. 

Por: La Palabra Política
CDMX, 6 de agosto del 2025.

Hay cosas que no se dicen en voz alta, pero que se sienten con fuerza. Hay silencios que suenan más que un discurso presidencial. Y hoy, en el tablero político mexicano, hay una mano que ya se nota en cada movimiento, aunque desde Palacio Nacional insistan en maquillarla: la mano de Donald J. Trump.

Donald J. Trump, Presidente de los Estados Unidos de América.


El presidente norteamericano, el mismo que gobernó con fuerza, con fuego y con muros, ha regresado con su estilo brutalmente eficaz. No ha necesitado sentarse en el Despacho Oval para comenzar a mover las piezas. Porque Trump no necesita invitación. Él entra, toma el control y pone las condiciones. Lo ha hecho antes. Lo está haciendo otra vez.

Washington nunca ha sido neutral. Su historia es la de una potencia que domina, presiona, dicta, aprieta, pero rara vez negocia en condiciones iguales. Y México, ese país que a veces finge autonomía, pero que en realidad se arrodilla cada vez que su vecino estornuda, está de nuevo en la mesa… pero no como jugador, sino como ficha.

La Casa Blanca lugar donde se toman la decisiones políticas y económicas a nivel mundial.

La frase de Porfirio Díaz vuelve a cobrar vida como una advertencia eterna: “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!” No es solo una metáfora vieja. Es una realidad dolorosa que atraviesa los siglos y que hoy revive con cada llamada entre la Presidenta Claudia Sheinbaum y el imponente Donald J. Trump. Porque sí, esas llamadas ya existen. Y sí, ya hay acuerdos, líneas trazadas, compromisos asumidos y concesiones entregadas.

Porfirio Díaz, ex presidente de México.

La cabeza de Pablo Gómez no fue un simple relevo administrativo. Fue una exigencia. Fue el primer peón que el nuevo Trump en la llamada presidencial con la presidenta pidió sacrificar. Y Sheinbaum lo entregó. No por convicción, sino por obligación. Porque cuando el Departamento del Tesoro pone sobre la mesa pruebas de lavado de dinero a través de bancos mexicanos, cuando la sombra del narcoterrorismo se cruza con la política nacional, no hay soberanía que valga.

Pablo Gómez Álvarez, ex Titular de la Unidad de Inteligencia Financiera del Gobierno de México.

Trump no juega limpio, pero juega bien. Conoce la debilidad del gobierno mexicano actual, sabe que hay expedientes, sabe que hay información. Y lo más grave: sabe que la estructura de MORENA está más expuesta de lo que aparenta. Sabe que si jala una hebra del narcotráfico, puede arrastrar consigo a varios rostros conocidos de la política mexicana. Y eso, en plena reconfiguración del poder, es oro puro para un hombre como él.

Mientras tanto, en México, los discursos oficiales insisten en la autonomía, en que “nada nos presiona”, en que “es por la transformación”. Pero los hechos gritan otra cosa. La narrativa ya no convence. La realidad se impone. Y esa realidad es que Trump ha regresado al tablero. Y ya hizo su primera jugada.

Lo que estamos viendo es una operación quirúrgica de reposicionamiento. No sólo de Trump en su carrera por fortalecer su presidencia, sino del control de América Latina desde la Casa Blanca. Y México es la primera ficha clave. Porque si controlas a México, controlas la frontera, el narcotráfico, los flujos migratorios, la economía de la región… y el discurso geopolítico ante el mundo.

Ejercito de Estados Unidos reforzando la frontera con México.

La presidenta Sheinbaum se encuentra ahora en el dilema de su vida: o se resiste y paga el precio, o se adapta al juego de Trump y entrega lo que tenga que entregar para sobrevivir políticamente. Porque en ese juego, ya no está AMLO. Los lopezobradoristas, con su discurso de soberanía y resistencia al imperialismo, han quedado al margen. Esto ya es otra historia. Una donde el guión lo dicta Washington, y el protagonista no está en Palacio Nacional, sino Washington en La Casa Blanca.

Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México.

El mensaje es claro: Trump quiere el control total, y lo está tomando sin pedir permiso. Ya empezó a ajustar cuentas, a cobrar favores, a mostrar que el poder no se hereda, se ejerce. Y en ese escenario, México está más cerca de su vecino del norte que nunca… y más lejos de sí mismo.

Porque cuando la política se vuelve una partida de ajedrez, lo importante no es quién habla más fuerte, sino quién mueve las fichas en silencio. Y hoy, quien mueve las piezas… se llama Donald J. Trump.

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