Política

NarcoGobierno: La Infección Silenciosa del Crimen Organizado en el Sistema Político Mexicano.

La infiltración del narcotráfico en el sistema político mexicano ya no es una sospecha. Es una realidad.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 17 de julio del 2025.

El crimen organizado en México ya no está afuera del poder. Está adentro. Ya no se trata de un enemigo externo que se combate desde las instituciones. Se trata de un aliado incómodo, silencioso, corrupto y peligroso que hoy se mueve dentro del sistema político nacional. Gobernadores, senadores, alcaldes, legisladores, funcionarios de alto nivel. Algunos pactaron para llegar. Otros, simplemente se entregaron. El narco en México ya no pide favores: exige cuotas, impone condiciones y cobra facturas.

Lo dijo con claridad el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump: el crimen organizado y el gobierno mexicano están coludidos. Y aunque las autoridades mexicanas lo niegan, los hechos, los nombres y los escándalos confirman lo que desde hace años era un secreto a gritos: la política mexicana está infectada.

“Carteles tiene influencia sobre políticos y personas electas en México”.

Donald J. Trump
Presidente de los Estados Unidos Americanos

Cuando el narco dejó de temerle al Estado.

Durante décadas, los cárteles mexicanos vivieron a la sombra, negociando protección y sembrando el terror desde fuera de las instituciones. Pero algo cambió. La impunidad, la corrupción y la ambición de poder de ciertos políticos abrieron la puerta. Ya no se trataba solo de sobornar policías municipales o “arreglarse” con un comandante del Ejército. Ahora se trataba de entrar por la puerta grande: el Congreso, las gubernaturas, los municipios, las secretarías, jueces y magistrados.

El caso más escandaloso —aunque no el único— fue Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón. Hoy enfrenta una cadena perpetua en Estados Unidos por proteger y colaborar directamente con el Cártel de Sinaloa. Fue el primer funcionario de tan alto nivel en ser juzgado y condenado en el extranjero por sus nexos con el narcotráfico. Pero su caso no fue el fin. Fue apenas la punta del iceberg.

Felipe Calderón Hinojosa ex presidente de México y Genaro García Luna.

De García Luna a Hernán Bermúdez: la lista sigue creciendo.

Ahora ha salido a la luz el nombre de Hernán Bermúdez Requena, ex secretario de Seguridad de Tabasco, quien también es investigado por sus presuntos vínculos con grupos del crimen organizado. ¿Casualidad? ¿Exageración? No. Es una constante. Es un patrón. Un modus operandi que se ha normalizado.

Adán Augusto López Hernández ex gobernador de Tabasco y Hernán Bermúdez Requena.

Y lo más grave: no hay color político que se salve. Al crimen organizado no le interesa si el partido es de izquierda, centro o derecha. No distingue entre rojos, azules o guindas. El narco no tiene ideología, solo intereses. Si alguien es útil, se le apoya. Si no, se le elimina. Así de crudo. Así de real.

El nuevo rostro del poder: los narcopolíticos.

Hoy en México ya se habla abiertamente de una figura que antes parecía sacada de una serie de televisión: el narcopolítico. Es el funcionario que llegó con dinero del narco, que ganó elecciones con recursos sucios, que le debe su cargo a un pacto silencioso. Están en alcaldías, en el Congreso, en las gubernaturas. Operan con discreción, pero existen. Están gobernando.

MORENA, el partido en el poder, ha sido señalado por estas mismas prácticas. Aunque niegue cualquier vínculo, sus propios integrantes han empezado a levantar la voz. Uno de los ejemplos más incómodos fue “Pepín” López Obrador, hermano del expresidente AMLO, quien recientemente mencionó: “Está saliendo toda la pudrición”. Ahora los narcotraficantes que están pactando con el gobierno de Estados Unidos se presume que tienen pruebas como grabaciones hablando de dinero, pactos y campañas financiadas por intereses oscuros. Las grabaciones, las declaraciones, los silencios del partido… todo ha generado sospecha, desconfianza, y sobre todo, una sensación de que la podredumbre ya no se puede esconder.

“Está saliendo toda la pudrición”: José Ramiro López Obrador, Secretario de Gobierno del Estado de Tabasco, gobernado por le partido de MORENA.

México está en un punto de quiebre.

Lo que vivimos no es solo una crisis de seguridad. Es una crisis de Estado. Una emergencia moral. Un momento en que los ciudadanos, los medios, los jueces, los militares honestos —los que aún quedan— deben preguntarse:
¿vamos a seguir permitiendo que el crimen mande?
¿O vamos a recuperar este país de las manos de los traidores?

Porque sí, hay traidores. Y no están en las calles. Están en los gobiernos. Y visten de guinda. De azul. De tricolor. No importa. Lo único que importa ahora, es que México está gobernado —en más de un nivel— por el narco.

Y eso debe doler. Y eso debe encendernos. Y eso, más que nunca, debe hacernos reaccionar.

Antes de que ya no haya nada que salvar.

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