Política

Claudia Sheinbaum y el Poder de la Alianza: Empresarios y Nación, un Mismo Proyecto.

Gobernar es convocar, articular y avanzar en equipo.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 7 julio del 2025.

En tiempos de incertidumbre global, cuando los vientos de la economía internacional soplan con fuerza y sin rumbo claro, México necesita más que nunca de una conducción firme, de una visión con rumbo, y de un liderazgo capaz de tejer puentes, no muros. Y eso, precisamente, es lo que está construyendo la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo: un gobierno que no camina solo, que sabe que la transformación no se sostiene en discursos, sino en alianzas estratégicas.

Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de México.

Porque la verdadera política no se hace solamente desde el púlpito presidencial, ni desde el micrófono mañanero. Se hace en las mesas de diálogo, en las reuniones discretas y decididas, en los acuerdos que no siempre son visibles, pero sí profundamente trascendentes. Desde que Claudia Sheinbaum asumió la presidencia, el sector empresarial mexicano ha cerrado filas con su gobierno, en una muestra clara de madurez política y visión de país.

Hoy, los grandes empresarios de México no están al margen. Están dentro, están sumados, están convencidos. No como simples espectadores o donantes silenciosos, sino como aliados activos de un proyecto de nación llamado “Plan México”, que no busca otra cosa más que poner en el centro el desarrollo nacional con justicia, equidad y competitividad.

La presidenta de México, en reunión con el sector empresarial mexicano.

“El objetivo es seguir haciendo de México el mejor país del mundo, nuestro país es una potencia cultural y nuestro objetivo es disminuir pobreza, desigualdades”.

Dra. Claudia Sheinbaum Pardo
Presidenta de México.

El poder no divide: une.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha entendido algo que muchos no quisieron ver en el pasado: que el verdadero poder no divide, suma. Y que los empresarios no son enemigos del pueblo, como tantas veces se quiso caricaturizar, sino motores fundamentales del bienestar social. Empresas fuertes significan empleos, innovación, inversión y confianza en el país.

Por eso no sorprende que desde Palacio Nacional se estén tejiendo acuerdos de alto nivel con las principales cámaras empresariales, asociaciones industriales, grupos financieros y líderes del emprendimiento nacional. Desde el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la Coparmex, la Concamin, hasta líderes de los sectores energético, tecnológico, logístico y agroindustrial, todos han mostrado respaldo, confianza y participación directa en los ejes del gobierno de la presidenta Sheinbaum.

La presidenta Claudia no está sola.

El mensaje es claro y potente: La presidenta Claudia Sheinbaum no está sola. Tiene el respaldo de los grandes constructores del país. Tiene con ella no sólo el capital económico, sino también el capital moral, político y estratégico de quienes apuestan a un México más justo, pero también más próspero.

Y esto no se limita a los empresarios que operan en México. Mexicanos que han triunfado en Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica también están mirando hacia el país con nuevos ojos, con una renovada esperanza. Desde las cumbres regionales hasta los encuentros en Palacio Nacional, la presidenta ha logrado algo que parecía impensable: convocar, sumar, proponer y transformar con el sector empresarial como socio, no como antagonista.

Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México y el Ing. Carlos Slim Helú, empresario mexicano.

Una alianza para tiempos complejos.

La turbulencia económica global no espera, ni pregunta. Las guerras, los desajustes financieros, las transiciones energéticas y tecnológicas exigen unidad nacional con visión estratégica. Y eso es justamente lo que se está construyendo: una alianza que no busca beneficiar a unos pocos, sino crear un modelo de corresponsabilidad compartida, donde gana el empresario, gana el trabajador, gana el Estado… y gana México.

Porque el Plan México no es sólo un documento técnico. Es un pacto de confianza, un nuevo contrato social y económico donde se reconoce que el crecimiento no puede estar peleado con la justicia, ni la rentabilidad con la dignidad.

Altagracia Gómez Sierra y Marcelo Ebrard Casaubón son piezas importantes en el plan económico empresarial de la presidenta de México.

Las reuniones que importan.

Cada junta, cada desayuno, cada firma de convenio que ocurre dentro de Palacio Nacional no es una foto de protocolo. Es una estrategia que se cocina a fuego político lento, con visión de largo plazo. Se habla de energías limpias, de nearshoring, de movilidad sustentable, de empleo digno, de infraestructura logística, de digitalización del país. Se planea el futuro, no se improvisa el presente.

Y es en ese espacio donde Claudia Sheinbaum ha demostrado su temple como jefa de Estado. Escucha, analiza, propone y ejecuta. Con el rigor de la científica que fue, con la responsabilidad de la política que es, y con la sensibilidad de quien entiende que no se puede gobernar de espaldas a quienes generan riqueza.

El gran proyecto presidencial el “Plan México”.

Ganar todos, perder ninguno.

La narrativa ha cambiado. Ya no se trata de que el gobierno soporte al empresario, ni de que el empresario tolere al gobierno. Se trata de confeccionar juntos un proyecto común, donde el Estado ponga el piso parejo, y el sector privado aporte su fuerza transformadora. Donde las políticas públicas sean confiables, pero también rentables. Donde se atraiga inversión sin regalar soberanía. Donde el éxito empresarial se traduzca en bienestar colectivo.

México vive un momento crucial. En un mundo que cambia a velocidad vertiginosa, la unidad entre gobierno y sector empresarial es una necesidad de Estado, no un gesto de cortesía. Y hoy, con la presidenta Claudia Sheinbaum al frente, esa unidad se está construyendo con inteligencia, responsabilidad y visión compartida.

La presidenta de México tiene el respaldo que importa: el del pueblo, y el de quienes hacen girar la rueda de la economía nacional. Y eso, en los tiempos que corren, es una de las fortalezas más poderosas de su gobierno.

Porque gobernar no es imponer. Gobernar es convocar, articular y avanzar en equipo. Y en eso, Claudia Sheinbaum ya ha dado cátedra.

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