La presidenta se muestra más fuerte que nunca.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 10 de julio del 30
En el tablero de la política mexicana, donde las batallas por la opinión pública son tan feroces como las contiendas electorales, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha logrado algo verdaderamente notable: una aprobación ciudadana que rompe moldes y establece un nuevo precedente en la historia reciente del país. Con un respaldo que, según diversas casas encuestadoras, ronda el 80%, Sheinbaum no solo hereda el legado de la “Cuarta Transformación”, sino que lo proyecta con una fuerza que incluso supera los picos de popularidad de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Este nivel de aprobación, aceptación y conformidad de millones de mexicanos no es un mero espejismo. Es el termómetro social que valida el rumbo que la presidenta ha comenzado a trazar. A pesar de la maquinaria de ataques y las embestidas constantes provenientes de lo que el oficialismo denomina los “oligarcas neoliberales” y sus plataformas mediáticas, el apoyo a la presidenta Sheinbaum se mantiene firme, sólido y sin fisuras. Las campañas de desprestigio en redes sociales y medios tradicionales, que en otros contextos habrían erosionado la confianza, parecen rebotar en un blindaje de respaldo popular que sorprende a propios y extraños.
La pregunta que resuena en los círculos de análisis político es: ¿cómo se explica este fenómeno? La respuesta parece multifacetica. En primer lugar, la continuidad del proyecto de nación heredado ha jugado un papel crucial. Los millones de votos que llevaron a Sheinbaum a la Presidencia no fueron solo por su figura, sino por la ratificación de un modelo de gobierno que una parte significativa de la población siente como propio y que ha reivindicado causas sociales y económicas largamente postergadas. La promesa de construir el “Segundo Piso de la Cuarta Transformación” resuena con aquellos que vieron en el sexenio anterior un cambio genuino y que ahora esperan su consolidación y profundización.
Además, la figura de la presidenta Sheinbaum parece haber logrado una conexión particular con el electorado. Su perfil técnico, su aparente pragmatismo y una comunicación que, si bien sigue la línea oficialista, también busca proyectar su propia impronta, han contribuido a mantener la confianza. Es esa conformidad de los ciudadanos de a pie, de aquellos que le dieron su voto, la que se traduce en un respaldo incondicional que la arropa ante las oposiciones, por más que estas se esfuercen en debilitar su gobierno.
Es un hecho sin precedentes en la historia política contemporánea de México. Ningún mandatario había gozado de un 80% de aprobación al inicio de su gestión, un umbral que valida la estrategia y el mensaje de la administración. Este nuevo récord social no solo fortalece la posición de la presidenta en el ámbito nacional, sino que también envía un mensaje claro a aquellos actores políticos que aún no logran descifrar la clave del éxito de la 4T.
Así, con pasos firmes y un arropo popular envidiable, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se muestra más fuerte que nunca. Su capital político, cimentado en la aprobación de miles y millones de mexicanos, le otorga una base sólida para afrontar los desafíos del país y seguir moldeando el futuro de la “Cuarta Transformación”. El tiempo dirá si esta luna de miel popular se mantiene, pero por ahora, el pulso social le da la razón.
