Política

Claudia Sheinbaum: La Presidenta que Viste de Realidad la Lucha Contra la Pobreza.

La pobreza en México no se está combatiendo con palabras, se está combatiendo con realidad.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 18 de agosto del 2025.

En México, la palabra pobreza fue por décadas un estribillo repetido en discursos oficiales, una promesa reciclada sexenio tras sexenio. Los gobiernos neoliberales la usaron como estandarte, como muletilla política para aparentar sensibilidad social mientras diseñaban estructuras que beneficiaban a unos pocos y dejaban a millones en la orilla del olvido. La pobreza, bajo esa lógica, era más útil como discurso que como problema a resolver.

El pobre México en la época neoliberal.

Hoy, con Claudia Sheinbaum Pardo en la presidencia, ese espejismo se enfrenta a la prueba más dura: la realidad. La presidenta ha demostrado, con cifras y con hechos, que el combate a la pobreza no es una consigna electoral, sino un proyecto de nación. No se trata de narrativas infladas ni de cifras maquilladas, sino de resultados que muestran cómo millones de mexicanas y mexicanos han salido de condiciones de rezago gracias a políticas sociales que no son limosna, sino derechos.

El Segundo Piso de la Cuarta Transformación no se construye en promesas faraónicas, sino en pisos sólidos de justicia social. Los programas sociales —desde las pensiones para adultos mayores hasta los apoyos a estudiantes y becas que llegan a los hogares más humildes— no solo inyectan recursos, sino que restituyen dignidad. Se combate la pobreza no como un favor, sino como un acto de justicia.

Las estadísticas presentadas por Sheinbaum no son un trofeo para presumir; son un espejo que muestra que el rumbo elegido es correcto. Porque la pobreza se mide en números, sí, pero también en la vida diaria de una madre que ahora puede garantizar la educación de sus hijos, en el adulto mayor que ya no depende de la caridad, en el joven que encuentra oportunidades para no emigrar. Detrás de cada cifra hay un rostro, una historia que antes quedaba sepultada bajo la indiferencia del poder.

Lo que diferencia a este gobierno de los anteriores es simple y contundente: la voluntad de transformar se traduce en resultados palpables. Los neoliberales convirtieron la pobreza en un botín electoral, un negocio para justificar programas clientelares que jamás modificaban las raíces del problema. Sheinbaum, en cambio, continúa el camino trazado por la Cuarta Transformación: atender las causas, redistribuir la riqueza, cerrar la brecha que la oligarquía rapaz abrió con voracidad y desprecio.

Claro que el combate a la pobreza no se gana en un sexenio ni con un decreto. Es una batalla permanente contra inercias, contra estructuras históricas, contra privilegios enquistados. Pero lo que hoy se ve es inédito: un gobierno que no esconde cifras, que no maquilla realidades, que asume con frontalidad la magnitud del reto y lo enfrenta con programas robustos, sólidos, pensados para permanecer más allá de coyunturas políticas.

La presidenta lo sabe: este es el desafío central de su mandato. Y lo enfrenta con la claridad de que combatir la pobreza es, en el fondo, combatir la desigualdad, desmontar los cimientos de un país que durante décadas se construyó para unos pocos.

En ese sentido, Claudia Sheinbaum encarna algo que parecía imposible: convertir los discursos en hechos y las estadísticas en vidas transformadas. No es el aplauso lo que mueve a su proyecto, sino la convicción de que el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar justicia social.

La pobreza en México no se está combatiendo con palabras, se está combatiendo con realidad. Y esa, en un país acostumbrado a la simulación, es la transformación más grande de todas.

Acerca del autor

La Palabra Política

Escribir un comentario