El reto para Sheinbaum será demostrar que esta nueva forma de gobernar, más técnica y profesional, es compatible con el enfoque popular.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 16 de agosto del 2024.
México se encuentra a las puertas de un nuevo ciclo de gobierno, uno que, aunque cimentado en la continuidad del Proyecto de Nación iniciado por Andrés Manuel López Obrador, promete una transformación en la manera de ejercer el poder. Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer electa como Presidenta de México, ha dejado claro que, aunque seguirá las directrices de la Cuarta Transformación (4T), su mandato traerá consigo una visión fresca y un estilo de gobernar que marcará la diferencia.
Desde el inicio de su campaña, y ahora como Presidenta Electa, Sheinbaum ha enfatizado que el proyecto de la 4T sigue más fuerte que nunca. Su discurso ha sido constante: la agenda de justicia social, equidad, y lucha contra la corrupción que caracterizó al gobierno de López Obrador continuará siendo la columna vertebral de su administración. Sin embargo, ha hecho hincapié en que habrá un cambio en la manera de gobernar. Este cambio no significa un rompimiento, sino una evolución natural en la que se verá reflejado su liderazgo, uno marcado por un enfoque más académico, profesional y especializado.
La política se hace con amor no con odio».
Claudia Sheinbaum Pardo
El gabinete que Sheinbaum está conformando es un claro reflejo de esta nueva visión. A diferencia de su predecesor, quien optó por un equipo basado en la lealtad política y la cercanía personal, Sheinbaum ha seleccionado a funcionarios con una sólida trayectoria académica y profesional. Cada miembro de su equipo ha sido cuidadosamente elegido no solo por su lealtad al proyecto de la 4T, sino por su expertise en sus respectivas áreas. Este enfoque garantiza que cada sector del gobierno esté liderado por personas que poseen el conocimiento y la experiencia necesarios para implementar políticas públicas con solidez y eficacia.
Este nuevo estilo de gobernar también se traduce en una forma distinta de proyectar el liderazgo. Sheinbaum, con su bagaje como académica e investigadora, aporta una perspectiva basada en el análisis riguroso y en la toma de decisiones informada. Su liderazgo femenino no solo representa una ruptura simbólica con los moldes tradicionales, sino que también abre la puerta a una gobernanza más inclusiva, en la que el conocimiento y la profesionalización se convierten en los ejes centrales de la administración pública.
En este contexto, es evidente que la Cuarta Transformación entrará en una nueva fase. Las bases del movimiento siguen siendo las mismas: un México más justo, equitativo y democrático. Sin embargo, la manera en que se alcanzarán estos objetivos reflejará la personalidad y la visión de Sheinbaum. Su administración buscará consolidar los logros de la 4T, pero también introducirá nuevas dinámicas de gobierno, en las que la tecnocracia y la especialización jugarán un papel crucial.
El reto para Sheinbaum será demostrar que esta nueva forma de gobernar, más técnica y profesional, es compatible con el enfoque popular y de cercanía que caracterizó a López Obrador. La consolidación de la 4T dependerá, en gran medida, de su capacidad para integrar estas dos facetas: mantener la conexión con las bases populares y, al mismo tiempo, implementar políticas públicas con un alto grado de precisión y eficiencia.
Claudia Sheinbaum Pardo representa una continuidad en los principios de la Cuarta Transformación, pero también una evolución en la manera de gobernar. Su mandato, aunque alineado con los objetivos de su predecesor, promete ser distinto en su ejecución, con un enfoque más profesional, especializado y académico. La 4T sigue su curso, pero bajo la batuta de Sheinbaum, México podría estar en camino hacia una nueva era de gobernanza, una que combine la pasión por el cambio social con el rigor de la experticia técnica.