Tabasco atraviesa un momento de tensión política inédita.
Por: La Palabra Política.
Tabasco, 23 de abril del 2025.
En la historia reciente de México, pocas veces se ha visto un asedio tan insidioso como el que vive hoy el gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez. No proviene de la oposición tradicional, ni de grupos ajenos al proyecto de Morena, sino de fuerzas internas dispuestas a sacrificar la estabilidad del estado en aras de sus propias ambiciones de poder.
La fractura interna de Morena en Tabasco no es una sospecha: es un hecho palpable en las exigencias que han surgido en el movimiento político local, en los mensajes filtrados a medios afines a grupos fácticos y en el torrente de descalificaciones en contra del Gobierno de Tabasco que circulan en redes sociales. Esta campaña de desprestigio artilla cada una de las acciones del gobernador. Si se anuncia un programa social, se califica como “promesa incumplida”. Si se ejecuta una entrega de apoyos a municipios, se tacha como acto clientelar. Si se defiende la tranquilidad, paz y seguridad, se le acusa de caos y desorden. Así, el ruido mediático cubre cada logro y amplifica cualquier tropiezo, convirtiendo al gobierno en un blanco móvil que nunca encuentra refugio.
La gran paradoja es que, en medio de esta tormenta, el gobernador Javier May Rodríguez mantiene la calma. Su reto no se limita a gestionar emergencias políticas o saneamiento social; debe capear las tempestades de calumnias y desconfianzas que impulsan sus propios camaradas de partido. En el arsenal de ataques, la “nota roja” juega un papel protagónico. Se filtran noticias sin confirmar sobre supuestos pactos con el crimen organizado o fallas de seguridad en municipios estratégicos. Estas fake news encuentran eco inmediato en redes sociales y portales digitales que, lejos de contrastar, amplifican el clamor de la audiencia. El efecto: una percepción de caos permanente que erosiona la confianza ciudadana.
Cada avance reportado —ya sea en salud, infraestructura o programas sociales— es empañado con datos parciales o anécdotas de frustración. Cuando se habla de disminuir la incidencia delictiva, se destacan robos aislados; si se inaugura una clínica rural, se subraya la falta de médicos. Este enfoque selectivo desdibuja el contexto real: Tabasco arrastraba problemáticas profundas que no se resuelven de la noche a la mañana. Al enfatizar exclusivamente lo negativo, los críticos siembran dudas sobre las capacidades del gobierno.
Detrás de la cortina de humo hay propósitos muy concretos. Primero, debilitar la base social que respalda a May: esas “Jornadas de Atención al Pueblo” y los programas de vivienda y salud deben verse ineficaces para romper el vínculo con la ciudadanía. Segundo, forzar la salida o el desgaste de secretarios clave —seguridad, salud y desarrollo social— para minar la cohesión del gabinete. Y tercero, condicionar el terreno de las elecciones intermedias de 2025: diputaciones locales, federales y presidencias municipales. Una Morena fracturada deja espacio para que la oposición recupere terreno.
“Estamos en temporada de zopilotes”.
Javier May Rodríguez
Gobernador del Estado de Tabasco.
La importancia de esta batalla interna trasciende a Tabasco: marca un precedente para todos los gobiernos de Morena que enfrentan tentaciones similares de sus propios grupos de poder. Si hoy el gobernador May sucumbe ante la guerra fratricida, abriría la puerta a que cada tribu interna arranque cuotas de gobierno a costa de paralizar la administración. En cambio, su ejemplo de resiliencia puede restablecer la confianza ciudadana y demostrar que, aun en un partido que jugó la carta de la transformación, es posible anteponer el bienestar colectivo a las ambiciones particulares.
