En política, no es solo inteligencia. Es liderazgo.
Por: La Palabra Política.
Nuevo León, 24 de abril del 2025.
En un escenario económico global donde las tormentas financieras se avistan con claridad y la incertidumbre ya no es posibilidad sino diagnóstico, emerge una figura política que, lejos de quedarse inmóvil ante la amenaza, decide correr antes que esperar: Samuel García Sepúlveda, gobernador de Nuevo León. Joven, dinámico, disruptivo, el mandatario neoleonés está construyendo un nuevo modelo de liderazgo regional basado no en el discurso, sino en la acción estratégica, en el movimiento constante y en la inteligencia para anticiparse al futuro que ya toca la puerta.

Mientras el Gobierno Federal mantiene el timón con una política de austeridad republicana que, aunque bien intencionada, ha reducido la maniobrabilidad financiera de los estados, García ha optado por salir al mundo, por hablar en otros idiomas, por estrechar manos de empresarios asiáticos, europeos, norteamericanos y, sobre todo, por vender lo que pocos líderes mexicanos están mostrando con tanta claridad: un estado moderno, industrial, con infraestructura robusta, con fuerza laboral calificada y con hambre de más.

Nuevo León: el bastión del nearshoring.
La estrategia de Samuel García no parte de una ocurrencia de coyuntura. Responde a una visión de largo plazo que ha identificado, como pocos, el fenómeno del nearshoring como una oportunidad histórica para México, y más aún para Nuevo León, dada su privilegiada posición geográfica y su ya consolidada vocación manufacturera y logística.
Mientras el mundo redefine sus cadenas de suministro para dejar de depender del lejano oriente, el gobernador neoleonés ofrece a las grandes empresas del planeta una alternativa viable, eficiente y segura. Nuevo León no es solo una entidad federativa con potencial, es ya un hub económico, un nodo industrial que late al ritmo del comercio internacional.

Samuel García sabe perfectamente que la recesión que se aproxima –o que, para algunos, ya ha comenzado en ciertas zonas del planeta– no se combate con discursos ideológicos ni con medidas populistas, sino con una política económica agresiva, competitiva y altamente pragmática. Por eso ha decidido poner el cuerpo, salir a las giras, reunirse con inversionistas y utilizar cada foro internacional para colocar el nombre de su estado en el mapa de la inversión global.
Política exterior económica desde lo local.
Lo que Samuel García está ejecutando, sin precedentes recientes, es una política exterior económica desde lo local. Está asumiendo facultades y competencias que tradicionalmente se reservaban al ámbito federal. Pero no por ambición personal, sino por responsabilidad estatal. Porque si la federación no garantiza la inversión, alguien tiene que hacerlo. Y él ha decidido ser ese actor.
En cada viaje, en cada conferencia, en cada foro, García lleva consigo un mensaje claro: Nuevo León está listo para los negocios. Y lo demuestra con cifras, con proyectos, con una cartera de obras estratégicas como el Tren Suburbano, la Carretera Interserrana, la nueva Presa Libertad, y la llegada de gigantes como Tesla. No se trata de un político buscando reflectores, sino de un gobernador construyendo un escudo económico real frente a una crisis global inminente.

La generación millennial y el nuevo liderazgo.
Pero hay algo más profundo detrás de Samuel García que lo distingue del resto del espectro político nacional: representa una nueva generación de liderazgo. Un político millennial que entiende los códigos de la economía digital, que navega en redes sociales, pero que también sabe hablar en términos de rentabilidad, logística, eficiencia y sustentabilidad.
En un país donde gran parte de la clase política aún opera con modelos anacrónicos de gestión pública, García representa una excepción que puede marcar tendencia. Porque su discurso no se limita a la retórica del cambio: ya lo está ejecutando.

Frente a la tormenta, estrategia.
Samuel García ha entendido que lo peor que puede hacer un líder en tiempos de crisis es paralizarse. Por eso se mueve. Por eso provoca. Por eso incomoda. Porque sabe que lo que está en juego no es su popularidad momentánea, sino la viabilidad económica de su estado. Porque mientras otros esperan las decisiones federales, él fabrica oportunidades. Porque mientras otros se lamentan de los recortes presupuestales, él busca que entren dólares, euros y yenes por la vía de la inversión directa.
Y sí, su estilo puede parecer estridente para algunos. Pero los resultados son innegables. Nuevo León hoy crece por encima de la media nacional. Su tasa de desempleo es baja. Sus parques industriales están en expansión. Su infraestructura se moderniza. Y su proyección internacional aumenta.
En tiempos donde la política suele responder tarde, Samuel García ha optado por adelantarse. Porque entiende que gobernar no es administrar el presente, sino anticipar el futuro. Y si la recesión global es un hecho inevitable, que al menos Nuevo León llegue a ese momento con un plan, con músculo y con dirección.
Eso, en política, no es solo inteligencia. Es liderazgo.