El edén se está desmoronando.
Por: La Palabra Política.
Tabasco, 20 de mayo del 2025.
Por años, Tabasco fue el epicentro moral y emocional de un movimiento que prometió cambiar la historia de México. Desde este edén tropical emergió Andrés Manuel López Obrador, con la promesa de devolverle al pueblo lo que durante décadas le fue negado: dignidad, justicia, representación. Las bases militantes —esos miles de hombres y mujeres de la Sierra, de los Ríos, de la Chontalpa y del Centro— caminaron bajo la lluvia y el sol, defendieron con su voz y su cuerpo la causa de la Cuarta Transformación. Hoy, esas mismas bases están en el abandono, traicionadas no por la oposición, sino por los suyos.
MORENA Tabasco atraviesa una de sus etapas más críticas, y no por el embate externo, sino por una erosión interna que está carcomiendo sus cimientos. La dirigencia estatal, encabezada por Jesús Selván García, ha optado por la indiferencia, el clientelismo y el desdén hacia la militancia. Lo que en un principio fue un movimiento de esperanza, parece hoy un aparato burocrático insensible, desconectado del territorio que alguna vez lo defendió a capa y espada.
Los testimonios se multiplican en voz baja, pero ya no se pueden ignorar. Presidentes de comités municipales pidiendo dinero a los militantes para gasolina, volantes, viáticos. Promotores comunitarios financiando con su salario mínimo las reuniones de organización. Simpatizantes costeando lonas, refrigerios, transportes. Todo, mientras los recursos del partido estatal parecen fluir en una dirección desconocida, o peor aún, estancarse en los escritorios del poder interno. El abandono es ya tangible, palpable, visible.
¿Dónde están los principios rectores de MORENA? ¿Dónde quedó el lema de “no mentir, no robar, no traicionar”? Hoy, el partido en Tabasco parece haber olvidado no sólo los ideales que lo fundaron, sino a las personas que lo llevaron al poder. Las estructuras territoriales que garantizaron el voto, la movilización, la narrativa de transformación, hoy están desfondadas, dolidas, indignadas.
Y no se trata sólo de un malestar económico. El daño es político y moral. Las bases ya no confían, ya no creen en sus representantes partidistas, ya no se sienten escuchadas. Viven con la certeza de que sólo las buscan en tiempos de campaña, como si fueran piezas desechables del engranaje electoral. Esas bases son el corazón de MORENA y están siendo asfixiadas por la indolencia.
El desquebrajamiento ha comenzado. Y no desde afuera, sino desde el interior más profundo del partido. Se empieza a abrir una grieta que, si no se atiende con humildad, autocrítica y acción, puede convertirse en un abismo. Tabasco fue la cuna del lopezobradorismo. Pero también podría convertirse en el escenario simbólico de su declive.
MORENA no puede, no debe olvidar que fue la fuerza del pueblo la que lo puso en la cima. Y ese mismo pueblo tiene memoria. Las bases siguen ahí, dispuestas a luchar. Pero no se les puede seguir exigiendo sacrificios sin respaldo, lealtad sin reciprocidad, fe sin resultados.
Porque en política, como en la vida, quien traiciona su origen, se condena al olvido. Y si MORENA en Tabasco no rectifica, lo que hoy se vive como molestia silenciosa, mañana puede convertirse en una revuelta cívica dentro de sus propias filas. El edén se está desmoronando. Y el partido que prometió regeneración, hoy enfrenta su mayor prueba: reconciliarse con su gente… o perderla para siempre.
