Política

Morena en la Encrucijada de la Transformación.

Morena decide si retoma el camino de la regeneración o claudica ante la seducción del poder absoluto.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 23 de abril del 2025.

La Cuarta Transformación, nacida de un grito de esperanza y de un anhelo de regeneración nacional, halla hoy una prueba de rigor en la fractura interna que sacude a Morena. Tras la llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la Presidencia, los focos de poder dentro del movimiento hoy dan alerta en la Secretaría de Bienestar: la exigencia de un sector de diputados de destituir a Ariadna Montiel revela una pugna que trasciende la administración de programas sociales y se adentra en la disputa por recursos, cuotas y, en última instancia, por el control del rumbo político del poder absoluto y el arrebate de ello.

Ariadna Montiel Reyes, Secretaria del Bienestar del Gobierno de México.

En el fondo, se trata de la carcoma de un partido que, al escalar la cúspide del poder, enfrenta la ley universal del caos: cuando el éxito es total, emergen las ambiciones desmedidas. Tres corrientes coexisten en Morena: los “puros”, guardianes de los orígenes ideológicos; los pragmáticos, llegados por arreglo y presupuesto; y los institucionales, encargados de ejecutar la agenda de gobierno. El choque entre estas facciones convierte la Secretaría de Bienestar en un botín irresistible, pues sus millonarios recursos alimentan clientelas, votantes cautivos y redes de influencia regional.

El ataque a la figura de Ariadna Montiel encarna este punto crítico. Para algunos, su gestión representa la continuidad eficaz de la política social que cimenta la lealtad ciudadana; para otros, a los pies de los legisladores golpistas, simboliza el obstáculo que impide capturar la caja mayor de la transformación. El episodio no es un mero alboroto administrativo: es el síntoma de un mal profundo, la fractura de un bloque político que comenzó siendo un canto coral y hoy entona tonos disonantes. Iniciando caminos para cooptar más poder de los grupos del partido.

Las consecuencias de esta guerra fratricida son ineludibles. El desgaste de la legitimidad de Morena se escribe en la desconfianza creciente de un electorado que observa como la luchas internas por el poder los lleva a una ambición desmedida de poder. La parálisis legislativa brota cuando los discursos públicos priorizan el ajusticiamiento interno antes que las reformas sociales urgentes. Y la oposición —PRI, PAN y MC—, testigo de estas tensiones, afila su mensaje de “unidad perdida” para intentar recuperar espacios.

Bancada de MORENA en la Cámara de Diputados.

Ante este horizonte, Morena debe elegir entre reconciliarse —con auditorías claras, mesas de diálogo y compromisos de transparencia— o profundizar la lógica de la purga, silenciando disidentes para erigir un poder monolítico. La primera opción implicaría sanar heridas y reconstruir puentes internos; la segunda condenaría al movimiento a una deriva autoritaria, despojando a la Cuarta Transformación de su más valioso activo: la confianza entre las cúpulas de poder que los han llevado a la gloria política.

El Coordinador de los Diputados de MORENA en San Lázaro, Ricardo Monreal, tratando de calmar las aguar turbulentas al interior del la bancada.

Al final, la verdadera transformación no se logra sólo combatiendo al adversario en casa, ni imponiendo castigos dentro del movimiento; se forja también domando el caos interno, aceptando la diversidad de voces y haciendo del debate un instrumento de fortalecimiento, no de fractura. En esta encrucijada, Morena decide si retoma el camino de la regeneración o claudica ante la seducción del poder absoluto.









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