El tiempo, ese amigo de la verdad, está a punto de dar su veredicto.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 26 de junio del 2025.
El tiempo, ese juez implacable, siempre revela la verdad detrás de los discursos demagógicos que intentan manipular la realidad política. Y en el ambiente enrarecido que hoy vive México, se percibe, se siente, se denuncia en voz baja, una verdad incómoda: la presencia de narco-políticos en las filas del partido hegemónico, MORENA. No son solo rumores de pasillo, ni el eco amplificado de las redes sociales o titulares sensacionalistas. Es una sombra que se alarga, una preocupación que carcome a quienes observan con detenimiento los pactos, los acuerdos tácitos, los contubernios silenciosos entre figuras del poder legal y el submundo del crimen organizado.

Si la llegada al poder absoluto para MORENA implicó vender el alma al diablo, el precio se está pagando con creces. Para escalar las alturas del gobierno, se necesitan tres pilares de control: dinero, armas y dominio territorial. Y en México, el único actor capaz de proveer esos tres elementos con la contundencia necesaria es el crimen organizado, un poder fáctico que durante más de sesenta años ha demostrado su capacidad de adaptación y su hegemonía subterránea.

Ellos son los verdaderos “reyes” del poder en vastas zonas del país, los que ungen y destituyen candidatos a puestos de elección popular, los que susurran los nombres de jueces y magistrados, los que tejen las alianzas oscuras que conectan el palacio de gobierno con las guaridas clandestinas. De ahí la profunda inquietud del gobierno del Presidente Donald J. Trump al hablar de “narcoterroristas”, un término que no solo denuncia la existencia del fenómeno, sino su expansión y su impacto directo en la seguridad y la paz de los ciudadanos estadounidenses, otorgándoles, desde su perspectiva, la legitimidad para involucrarse en esta lucha demoníaca que trasciende las fronteras mexicanas.

Las palabras de Pamela Bondi, Fiscal General de los Estados Unidos, resuenan con fuerza en este contexto: la advertencia de Trump contra adversarios extranjeros que intenten dañar a Estados Unidos incluía explícitamente a México, en una clara alusión a la conexión cada vez más evidente entre el gobierno mexicano y el narcotráfico. La convicción en los círculos de poder estadounidenses es cada vez mayor: la colusión es un hecho, y las consecuencias ya se sienten en Norteamérica, con el flujo incesante de fentanilo y el lavado de dinero como punta de lanza de una nueva y peligrosa guerra política entre ambos países.

El fantasma de una intervención estadounidense, con o sin la anuencia del gobierno mexicano, se cierne sobre el horizonte. La paciencia se agota al ver cómo la narco-política se incrusta en las entrañas del poder, convirtiéndose en una bomba de tiempo cuya explosión podría tener consecuencias catastróficas para la nación. El tiempo, ese amigo de la verdad, está a punto de dar su veredicto sobre los pactos oscuros que hoy amenazan con dinamitar los cimientos de México. La pregunta ya no es si existen narco-políticos en MORENA, sino cuándo y cómo la verdad saldrá a la luz, desvelando las almas empeñadas a cambio de un poder efímero y manchado de sangre.