Mauricio Kuri González va escribiendo su capítulo: el de un gobernador que no grita desde la oposición, sino que construye desde ella.
Por: La Palabra Política,
Querétaro, 19 de agosto del 2025.
En la política mexicana hay territorios que se convierten en laboratorio de contrastes, en campos de prueba donde la oposición, lejos de extinguirse, encuentra la manera de reinventarse. Querétaro es uno de esos espacios. Un estado que, en menos de tres décadas, pasó de ser provincia tranquila a convertirse en epicentro de desarrollo económico, industrial y social de México. Un estado pequeño en extensión, pero enorme en relevancia. Y en ese tablero, Mauricio Kuri González ha logrado lo que pocos: gobernar desde la oposición sin quedar atrapado en la lógica del enfrentamiento estéril.
Porque gobernar desde la minoría no es fácil. Menos aún en tiempos donde la política mexicana se mueve entre la polarización y la inercia de los extremos. Sin embargo, Kuri entendió pronto que gobernar no es gritar más fuerte que el adversario, sino tender puentes, buscar acuerdos, construir desde las coincidencias y resistir desde la diferencia.
Desde su llegada al poder, el gobernador ha sabido aprovechar la vocación natural de Querétaro como polo de atracción para la inversión. Las cifras hablan solas: el estado es uno de los destinos predilectos para empresas extranjeras de sectores como el aeronáutico, automotriz y tecnológico. El desarrollo industrial, que en otros lugares se siente frío y distante, en Querétaro tiene rostro, se palpa en empleos, en cadenas productivas, en un dinamismo económico que ha colocado al estado en los primeros lugares de competitividad y crecimiento.
“Yo soy panista, este es un gobierno panista, y antes de ser panista soy mexicano, y por ser panista y mexicano quiero que le vaya bien a la presidenta, quiero que le vaya bien a México y que le vaya bien a Querétaro.”
Mauricio Kuri González
Gobernador del Estado de Querétaro.
Mauricio Kuri ha impulsado proyectos que buscan consolidar esa ventaja:
- La Agencia de Energía del Estado, que coloca a Querétaro en la ruta de las energías limpias y de la transición sustentable.
- El Querétaro Centro de Innovación y Tecnología (QIT), diseñado para vincular academia y empresas, generando investigación aplicada.
- El fortalecimiento del sistema de transporte público “Qrobús”, con la mira en movilidad moderna y menos contaminante.
- Programas sociales como “Contigo”, que llevan apoyos directos a las familias más vulnerables y buscan equilibrar el crecimiento económico con justicia social.
- La ampliación de infraestructura carretera y hospitalaria, que coloca al estado en sintonía con el desarrollo de una sociedad pujante, pero demandante de servicios de calidad.
Lo interesante de Kuri no es solo el listado de proyectos, sino la forma en que los ha conducido. Siendo un gobernador panista, ha mostrado respeto hacia la Presidenta Claudia Sheinbaum y hacia el proyecto de la Cuarta Transformación. No se ha encerrado en la trinchera de la confrontación fácil. Al contrario, su discurso y sus acciones envían un mensaje claro: se puede gobernar desde la oposición con madurez política, sin claudicar en los principios, pero entendiendo que la responsabilidad mayor es con los ciudadanos, no con las siglas partidistas.
Ese gesto de colaboración, tan escaso en la política mexicana, muestra la estatura de un político que sabe que el oficio no está en la guerra constante, sino en el arte de acordar. Que entiende que el poder no se mide en gritos, sino en la capacidad de responder con hechos a las necesidades de la gente.
Querétaro, con Kuri, se ha convertido en una especie de faro: demuestra que la oposición puede ser eficaz, puede dialogar, puede tender puentes sin perder identidad. Y al mismo tiempo, revela que el verdadero poder de un gobernador está en convertir la política en resultados tangibles: empleo, movilidad, energía, seguridad, bienestar social.
En medio de un país dividido por narrativas y discursos que muchas veces buscan más la confrontación que la construcción, la gestión de Mauricio Kuri abre un resquicio de esperanza. Nos recuerda que gobernar es, ante todo, un acto de responsabilidad con la historia inmediata de la gente. Que, más allá de la bandera que se enarbole, el reto es que los ciudadanos vean en su vida cotidiana los frutos del trabajo político.
Quizá por eso, Querétaro hoy no solo aparece en los indicadores como un estado de desarrollo y crecimiento, sino también como un espacio donde se demuestra que la política de oposición puede ser viable, madura y funcional. Y ahí, entre los equilibrios, las turbulencias y las tensiones, Mauricio Kuri González va escribiendo su capítulo: el de un gobernador que no grita desde la oposición, sino que construye desde ella.
