C.P. Miguel Angel Valdivia de Dios
Villahermosa, Tabasco a 29 de noviembre de 2023.
Todos tenemos una visión.
La mía es que tengamos un estado con una sociedad con altas expectativas de calidad de vida y aspiraciones de mejores ciudades, con una perspectiva de largo plazo enfocada en una movilidad sustentable como factor decisivo.
De eso hablaremos el día de hoy.
Uno de los mayores desafíos ambientales y sociales de nuestro tiempo es la movilidad sustentable de las personas y los bienes, que implica un equilibrio entre todos los medios de desplazamiento (automóvil, transporte público, caminata, bicicleta), que proteja al medio ambiente y que además se articule a la planificación del desarrollo urbano y el ordenamiento territorial (Avellaneda y Dextre, 2014).
Hacerle frente no es tarea fácil, efectivamente hay casos exitosos a nivel mundial, pero es ahora que todavía nos hay un liderazgo global que impulse códigos o principios que permitan caminar en un solo sentido, por los múltiples intereses, económicos, políticos y sociales que subsisten alrededor de la movilidad.
De ahí que nuestra misión en lo local será una mayor integración entre autoridades, ciudadanos, académicos, empresarios y sociedad civil, para lograr una mayor coherencia que influya en un proceso de transformación profunda en la movilidad de las ciudades de nuestro estado.
Por eso aplaudo esta iniciativa de la Secretaría de Movilidad del Gobierno del Estado, de poner a la discusión pública un tema que define el estado de salud de las ciudades del mundo, la movilidad sustentable.
Hoy en día se puede saber con la calidad del transporte público y la movilidad, si una determinada ciudad está enferma o razonablemente sana.
La triste realidad es que nuestras principales ciudades del estado están enfermas, y la más grave es nuestra capital la ciudad de Villahermosa.
Por eso hoy venimos a encarar esta situación particularmente crítica porque ha llegado el momento de tirar esta carga pesada y de acercarnos a las soluciones por la gravedad de esta problemática.
Nunca es tarde para salir del conformismo, del hartazgo y la molestia que sentimos, de la queja silenciosa y de la parálisis colectiva, para detener la crisis de bienestar y calidad de vida por una movilidad insostenible como la que estamos padeciendo, no solo en Villahermosa, sino en varias ciudades del estado, si no veamos que está pasando en Paraíso, Comalcalco, Cárdenas y Macuspana.
No, no nos permitamos seguir hundiéndonos en una espiral de crisis sistémica, por el contrario escapemos de la decadencia que nos acecha y evitemos a toda costa tocar el fondo.
De ahí que intentaré esta mañana llevarlos por un viaje en el que vayamos trazando un mapa mental que nos ayude a comprender donde estamos parados, cual es nuestro entorno y hacia donde debemos de ir.
Les pido que me acompañen en una ruta que nos permita aclarar lo que está ocurriendo y lo que se nos puede presentar en el futuro, para que desde hoy empecemos entre todos a elaborar un plan con el cual encaremos eficazmente los desafíos que nos plantea la movilidad sustentable en nuestro estado y verla con una perspectiva que nos permita analizar nuestras oportunidades y decidir con conocimiento de causa nuestras ciudades del futuro.
Donde estamos
Tomo como ejemplo la ciudad de Villahermosa, por ser nuestra capital y lo más cercano que tenemos a nuestro conocimiento.
Según el Indice de Movilidad Urbana (IMU) del Instituto mexicano para la Competitividad Villahermosa es de las ciudades con el desempeño más bajo en movilidad del país, esta es una herramienta que permite medir que tan competitiva es la movilidad de las ciudades.
(El estudio midió 20 ciudades a través de 100 indicadores agrupados en siete subíndices).
Las ciudades con mejor movilidad son el Valle de México compuesto por la capital mexicana y los municipios conurbados del Estado de México, así como Saltillo y guadalajara.
¿Cuál es la diferencia?
Pues que el Valle de México de acuerdo con el IMU, fue la urbe que mayor presupuesto de movilidad destinó al transporte público, además de que la CDMX como el Edomex “cuentan con leyes de movilidad centradas en el peatón y abiertas a la innovación”.
No es el caso nuestro, aquí ha habido poca o nula inversión en esta materia, el abandono por años de las autoridades y un crecimiento desbordado de la mancha urbana, rebasaron la capacidad de gestión institucional lo que impidió dar solución a muchos problemas de la movilidad y propiciado otros como la desigualdad social y el creciente daño al medio ambiente.
Así es, lamentablemente el acelerado crecimiento poblacional de Villahermosa nos orilló a la creación de ciudades satélites, a la conurbación con otros municipios en particular el de Nacajuca y a un acelerado y precario desarrollo urbanístico de villas y poblados con sus desordenados corredores urbanos, así como a una periferia desconectada con la ciudad, que ninguna planificación o regulación pudo impedir.
Por otra parte los usuarios tienen que batallarle mucho para movilizarse, por un transporte público rebasado con buena parte de sus unidades en un estado casi chatarra, padeciendo todos los días de colas y trayectos largos, llegando tarde a sus destinos por un servicio pésimo, lento, acusando mal trato y por momentos riesgoso e inseguro.
Ciertamente han habido intentos de modernización para mejorar el servicio, pero sólo se han quedado en buenos deseos, por la falta de integralidad de las iniciativas y la raquítica inversión que se hace en el transporte público y en la infraestructura ciclista y peatonal en comparación a lo que se invierte en la infraestructura vehicular.
“Los coches son los reyes de la calle”.
Lo de hoy es que nuestras avenidas están convertidas en verdaderos estacionamientos, causando un gravísimo congestionamiento vial por la falta de un transporte público masivo eficiente que requiere ser mejorado permanentemente con inversiones importantes, lo que no ha ocurrido.
A estas avenidas y calles hay que agregarles en las que confluyen diversos paraderos de modos del transporte público urbanos, suburbanos y foráneos que han generado un enorme conflicto en varias partes de la ciudad, al apoderarse de zonas para uso habitacional, comercial o de servicios, lo que ha fracturado el orden social y las han convertido en zonas intransitables e inseguras.
Ahora bien.
La situación de los peatones es la más compleja de todas, en buena parte de la ciudad, no solo lo que conocemos como el centro, veamos sus barrios, colonias, fraccionamientos o en las zonas conurbadas, donde las banquetas o son inexistentes o están destruídas y solamente un porcentaje muy bajo cuentan con rampas para las personas vulnerables o discapacitadas.
Las calles peatonales que existen en la ciudad son escasas y se concentran en su mayoría en el Centro Histórico, al igual que los semáforos peatonales en las intersecciones, brillan por su ausencia.
Tampoco es extraño encontrar sobre todo en el centro de la ciudad, las banquetas abarrotadas de personas y en muy malas condiciones, provocando que el peatón opte por usar la calle para caminar y, por consiguiente, poner en riesgo su seguridad.
Nos hemos olvidado que los peatones son considerados de alta vulnerabilidad en las vías públicas, por lo que cientos de ellos terminan lesionados o afectados con alguna discapacidad permanente.
Que les digo de transitar en nuestras banquetas, se convierte en una verdadera carrera de obstáculos.
La síntesis de esta compleja situación es primero, el altísimo costo económico y ambiental que esta representa para todos los ciudadanos y segundo, que estemos conscientes que el parque vehicular va más rápido que la infraestructura vial y el transporte público masivo, por lo que el destino nos alcanzará si no hacemos algo al respecto.
Esto no puede seguir así.
Pero aún hay más.
El impacto de nuestro entorno.
Empezaré por decirles algo de lo que todos ya sabemos, que hay una política pública federal con una visión que busca cerrar una enorme brecha de desigualdad que nos ha tenido al margen de la dinámica del crecimiento económico del país por décadas y para dejar atrás los contrastes de dos Méxicos que se mueven a diferente velocidad y en sentido distinto, el del norte y centro del país, y el otro, el del sursureste.
Pero hablando claro y fuerte.
Este es el momento del sureste.
Este es un momento largamente esperado.
Este es el momento de hacer política, mucha política, de cabildear fuerte e incluso con coraje para abrir puertas.
No lo dejemos pasar.
Es ahora cuando hay que poner sobre la mesa iniciativas que sacudan conciencias y sumen voluntades para transformar a nuestras ciudades, para subsanar nuestros rezagos y nos pongamos en sintonía con la época que estamos viviendo de ciudades inteligentes y sustentables.
Esta es una oportunidad única, pero el desarrollo no es de suerte, sino de tomar decisiones correctas, planeación a largo plazo y trabajo, mucho trabajo.
Ahora es el momento de cristalizar lo que hemos venido diciendo desde hace muchos años en el discurso político o en los planes de desarrollo, el del valor estratégico que tiene la localización de nuestro estado en el sur-sureste del país, por los menos desde los años 70 en que se empezó a dar importancia a la planeación del desarrollo.
El impacto de esta política presidencial a través de sus proyectos estratégicos como el Canal Interoceánico del Istmo y el Tren Maya, la vía férrea Estación Chontalpa y Dos bocas y la rehabilitación de Coatzacoalcos-Palenque, en materia de movilidad y conectividad, así como la Refinería Olmeca en Dos Bocas, son determinantes para el presente y futuro de nuestras ciudades.
Por una parte.
Y por otra, la visión estratégica de impulsar nuevos polos de desarrollo en nuestras costas en Frontera y Paraíso por la Refinería y la perforación petrolera en el litoral del estado, que tienen una gran demanda de infraestructura urbana y portuaria, de terminales e instalaciones logísticas, comerciales e industriales; así como el de la Frontera Sur para el mercado transfronterizo con Centroamérica, que nos ofrece un gran potencial para el fortalecimiento económico que puede contribuir a la estabilidad de la región de Balancán y Tenosique ante el fenómeno migratorio y a crear prosperidad para sus habitantes.
Como notarán, todos estos proyectos y planes de desarrollo ya están impactando y será mayor en las ciudades de la chontalpa, de la costa, la Frontera Sur y sin duda en Villahermosa que es el corazón económico del estado, lo que agravaría aún más la situación que estamos viviendo.
Y así será porque somos parte de un ecosistema interdependiente regional, nacional y global, no estamos solos.
Ante todo esto.
Que hacemos con nuestra capital
Por eso quise esta mañana empezar por el entorno general, hasta llegar a poner en la mesa como ejemplo a Villahermosa que representa el mayor de nuestros desafíos.
Este es un tema que no podemos seguir postergando, que bueno que hoy lo estamos discutiendo, porque el deterioro urbano y la movilidad de la ciudad que padecemos es muy grave.
No, no, nuestra capital ya no es una ciudad pueblerina, aunque por sus limitaciones lo pareciera.
No, no es así.
Villahermosa ya es un centro económico importante que tradicionalmente ha sido parte vital del comercio y los servicios de la región sur-sureste y ha tenido un gran crecimiento urbano en los últimos años como Centro de Negocios Petroleros y considerada como la Capital Energética de México, así como un Hub Regional en el Sistema Nacional de Plataformas Logísticas.
Por lo que ahora ante los impactos de los nuevos planes de gobierno y de la fuerte dinámica de metropolización a la que ha estado sujeta, nos vemos más que obligados a reinventar la gestión de su movilidad urbana.
Este desafío es una gran oportunidad para transformar y rediseñar la ciudad, rompiendo tradiciones y abriendo la mente para cambiar la forma en que estamos abordando este problema, para entrar a una nueva era urbana y ponernos a la vanguardia.
Ya no podemos seguir enfrentando a este monstruo de mil cabezas a través de esfuerzos aislados y medrosos; hay que hacerlo colectivamente y con audacia para superar todos los artilugios que usará para defenderse.
Lo tenemos que hacer si queremos prever un futuro menos caótico de la capital del estado.
Aunque suene duro, hay que dar “un golpe de timón” a esta problemática, lo podremos dar si emprendemos una travesía hacia soluciones urbanas y del transporte de masas, con un plan para el transporte público que de respuesta a la movilidad que necesita Villahermosa si queremos hacerlo en serio.
La ruta
Lo primero es tomar la iniciativa de emprender esta travesía consciente de que nos puede llevar muchos años e incluso décadas, para lograr una movilidad sustentable, partiendo de un transporte público en Villahermosa digno, seguro e incluyente.
Hay muchos ejemplos de éxito en Europa, pero traigo como referente el día de hoy a Curitiba del Estado de Paraná en Brasil, que empezó a construirse en 1960, pero más de medio siglo después es un modelo mundial de ciudad sustentable.
Esta travesía implica cambiar de paradigma en la gestión de la ciudad, porque en este no puede caber la improvisación, ésta entre comillas “aventura” debe de estudiarse y advertir aquellos factores que determinarán el éxito o no de un Sistema de Transporte Público Colectivo que tiene que ir de la mano de un ejercicio de planificación que entienda muy bien a nuestra ciudad y su proceso de crecimiento.
Hay muchos casos exitosos de planificación urbana y del transporte público, pero hay varios aspectos que resaltan los historiadores y analistas que hay detrás de estas historias de éxito y lecciones que recoger que pueden ser muy útiles para nosotros.
En principio, debemos de contar con un “buen plan”, con una visión clara hacia donde queremos llevar a nuestras ciudades, bien definidos los objetivos y convicción para moverse hacia las prioridades como lo es la disputa del espacio vial.
Tengo que decirlo, este “éxito” no será posible si no se cuenta con voluntad política sobre todas las resistencias e intereses en pugna y una “mano fuerte” receptiva a las ideas de la planificación.
Que hay que tener buenos liderazgos al frente de su gestión, carácter para poder imponerlo, desarrollar nuevas capacidades institucionales que puedan darle continuidad a la planificación y reforzar las políticas públicas pensando que el espacio público es para la gente.
También hay que dejar claro, que en este tipo de travesías interactúan la planificación y la política, por lo hay que saber entender que papel juega cada una para asegurarnos el éxito.
Como por ejemplo el de los funcionarios públicos junto a los diversos grupos de interés que intervienen en las formación de las políticas públicas a implantar y el papel que la política juega en el resultado final, porque este tipo de planes afecta intereses que participan en el proceso político de toma de decisiones, ya que estas siempre serán de tipo político cuando se trata de lo público.
El olfato político no puede faltar, porque hay que involucrar a la comunidad para legitimar el plan, ya que el transporte urbano es de interés público y este interés tiene que ser encontrado en lo público.
En otras palabras “hay que oir al pueblo” para sentir sus necesidades y entender la vida de la ciudad, esto no se logra desde los escritorios, sino en la calle estudiando, analizando y conociendo la ciudad y a la gente, si no entendemos la realidad social y política el plan no tendrá ninguna viabilidad.
Así es, necesitamos un “plan” para que podamos crecer de manera ordenada y con un transporte público colectivo que inspire otras transformaciones positivas en la ciudad, con una política integral que incida en el crecimiento disperso y desconectado de Villahermosa.
Una política integral que busque mejorar el espacio público, a motivar el traslado a pie o en bicicleta, así como a trazar mejor nuestras calles, avenidas, manzanas, áreas verdes, parques, paradas del transporte público y espacios de centralidad como son los Centros de Transferencia Modal, que en conjunto nos faciliten la vida.
Tiene que haber necesariamente un orden en la ciudad, lamentablemente hubo una expansión acelerada del área urbanizada en la periferia de la ciudad y de desarrollo de núcleos de población satélites cuya movilidad se resolvió fundamentalmente con el automóvil particular, pero que al paso de los años vemos que nos deberíamos haber preocupado más por una política para transportar masivamente a las personas que por la circulación de los vehículos.
También tiene que haber una “visión de ciudad como metrópoli”, de la mano con una planeación urbana que marque la pauta para los futuros desarrollos urbanos, porque la adopción de un enfoque de movilidad sustentable supone un mayor grado de planificación y regulación pública, porque hasta ahora el transporte va tratando de resolver los problemas que el mercado inmobiliario va creando.
Esto no se da por arte de magia, hay que poner sobre todo propuestas sobre el escritorio para discutir la planeación de este sistema, antes de que sea incontrolable e irreversible la movilidad, abriendo espacios participativos en donde se encuentren mentes brillantes, profesionales talentosos y especialistas de todas las latitudes, que planteen las ideas más provocadoras y nos lleven a través del conocimiento a nuevos caminos.
Tampoco puede resolverse todo desde las oficinas gubernamentales, por lo que hay que involucrar en la toma de decisiones a actores estratégicos, así como a los diferentes niveles de gobierno, de la academia, el sector privado y la sociedad civil.
Hay que tomar el toro por los cuernos, asumiendo con valor la puesta en marcha de políticas que gestionen el cambio: las políticas del gobierno, la inversión, los subsidios y la regulación han sido y seguirán siendo los grandes impulsores del cambio.
Desde luego también hay que asumir el papel del misionero para impulsar un cambio de mentalidad, instrumentando más políticas de promoción al transporte público de la mano con políticas retrictivas al uso del transporte privado y replantear las prioridades de los programas de movilidad para dar preferencia a la infraestructura peatonal y ciclista y el transporte público, que a la infraestructura vehicular.
Claro que no es fácil y tampoco disponemos de los recursos suficientes, pero tenemos que intentar fomentar el crecimiento de ciudades más compactas con usos de suelo mixto, incentivos fiscales para la construcción de vivienda en el centro de las ciudades y reservas territoriales públicas para proyectos de desarrollo orientados al transporte (DOT).
Y finalmente, hay que incorporar a la movilidad entendida como un derecho de todas las personas, en las agendas de políticas públicas, si pretendemos ciudades del Siglo XXI.
El financiamiento
Ustedes me dirán esto es un sueño contador de donde vamos sacar los recursos para financiar estas intenciones.
Les propongo dos:
Primero, “sembrar el petróleo para producir ciudad” para aprovechar la bonanza de esta actividad en Tabasco que beneficia a todo el país, pero que hasta ahora nada trascendente ha pasado en nuestras ciudades, para lo que se requiere de nuevos acuerdos políticos, empezando con el gobierno federal y Pemex.
Segundo, “sembrar certidumbre en el sector privado” con politicas públicas que garanticen una diversidad de incentivos fiscales, regulatorios, de uso de suelo y la transferencia de derechos para apoyar estrategias de movilidad y desarrollo urbano sustentable, para lo que se requiere de alianzas con los hombres del dinero.
Conclusiones
- Es necesario actuar, aún estamos a tiempo de hacer cosas importantes.
- Sólo se transforma haciendo, el desafío es que asumamos con convicción de que tenemos que hacer las cosas bien y empezar pronto.
- Se trata de entender y diseñar la movilidad como verdaderos espacios de vida y no como simples lugares de paso.
- No olvidar que la movilidad es un factor de cambio para el futuro de las ciudades. Esta movilidad ha impulsado los avances económicos y sociales en todo el mundo.
- Finalmente, nuestra responsabilidad es de que las cosas pasen.
Nadie sabe lo que realmente nos depara el futuro, pero ha llegado el momento en pensar en una mejor calidad de vida, antes de que lo que hoy es un caos se nos convierta en un verdadero desastre.
Creo que es ahora cuando hay que detenerse para que el debate y la reflexión orienten nuestras decisiones para el futuro y cambiemos el rumbo del desarrollo urbano actual.
Echemos a volar a la imaginación y visualicemos una ciudad bella, moderna, próspera, innovadora, en armonía con nuestra naturaleza, segura y con una movilidad sustentable en la que el peatón que es el más vulnerable sea la prioridad.
Más vale que nos preparemos, porque esta travesía va a ser muy larga pero inspiradora, porque pondrá a prueba todas nuestra capacidades y será un desafío que nos llevará a nuevas experiencias y conocimientos, pero que enriquecerá la vida de nuestra ciudad y se cumplirá el derecho fundamental de los ciudadanos a una movilidad social digna. (John F. Kennedy)
Esta es una invitación a volver a creer en nosotros mismos y a que con talento e imaginación, que lo tenemos, nos aventuremos a un proceso global de profundos cambios en el espacio público.
Si todo esto lo hacemos con fe, habremos salvado a nuestras ciudades.
Muchas gracias.