La reconstrucción de estos partidos requiere líderes dispuestos a recorrer el país.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 13 de noviembre del 2024.
La oposición mexicana, conformada principalmente por el PRI, el PAN, Movimiento Ciudadano (MC) y los restos del PRD, se encuentra hoy en una encrucijada que va más allá de las urnas: han perdido la conexión genuina con los ciudadanos y se han quedado atrapados en un mundo de escritorios, curules y redes sociales. Si algo ha quedado claro en los últimos años es que los partidos opositores han sido incapaces de entender —o al menos replicar— la fórmula que ha permitido a MORENA, bajo la batuta de Andrés Manuel López Obrador, consolidarse en el poder en tan solo una década y media.
La “Oposición Digital”: Política de Redes Sociales y Medios de Comunicación.
La oposición ha caído en la trampa de la política de redes. Hoy vemos a sus dirigentes activos en Twitter, en entrevistas televisivas y en foros virtuales, lanzando discursos que rara vez trascienden el ámbito digital. En contraste, López Obrador construyó su liderazgo y el ascenso de MORENA con una estrategia sencilla pero efectiva: caminar junto a la gente, recorrer el país paso a paso, pueblo por pueblo. Esta cercanía le otorgó no solo visibilidad, sino también la confianza del electorado que hoy mantiene a MORENA como el partido dominante.
Los líderes actuales de la oposición, en cambio, parecen cómodos en sus oficinas y en sus asientos legislativos, desconectados de las realidades y necesidades de quienes alguna vez representaron. ¿Cómo conectar con la gente si ni siquiera pisan las calles? Los votantes lo han notado, y esta falta de presencia ha derivado en una pérdida de credibilidad y en el desgaste de los partidos tradicionales.
La Fórmula de MORENA: Recorrer el País y Crear Estructura.
Lo que distingue a MORENA de los partidos tradicionales es su capacidad para conectar a nivel local y su estructura robusta que continúa expandiéndose. Andrés Manuel López Obrador recorrió el país incansablemente, no solo en campaña, sino también en los años en que aún no contaba con un partido propio. Esta estrategia no solo le dio popularidad, sino que cimentó una red de apoyo que le permitió construir el movimiento que ahora domina la política mexicana.
Hoy, la fórmula de MORENA sigue vigente y está en manos de Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, quienes están replicando el modelo: recorrer el país, escuchar a la gente y reforzar la estructura del partido. Esta fórmula es una herencia directa de López Obrador, una estrategia en la que el contacto humano y la cercanía con la militancia son claves. Así, MORENA sigue uniendo sus bases y consolidando su presencia en el territorio, mientras que la oposición permanece atrapada en sus propios espacios de poder.
El PRI y el PAN: Viejas Glorias y la Ausencia de Cambio.
El PRI, bajo la dirección de Alejandro “Alito” Moreno, ha perdido el rumbo de lo que alguna vez lo mantuvo en el poder durante más de 80 años: una estructura partidaria sólida y el contacto directo con las bases. Hoy, el PRI ha olvidado esa maquinaria territorial que construyó su hegemonía en el pasado, y en su lugar, se ha convertido en un partido que mira con nostalgia sus viejas glorias mientras se queda sin un proyecto claro hacia el futuro.
El PAN, por su parte, con su nuevo dirigente Jorge Romero Herrera, tampoco muestra señales de cambio. La promesa de renovación queda en un discurso vacío, y no hay una estrategia clara para reconectar con los votantes. El PAN sigue inmerso en su propia cúpula, sin lograr consolidar una alternativa seria frente a MORENA.
Movimiento Ciudadano y el Extinto PRD: Poder por Cuotas.
En cuanto al extinto PRD y a Movimiento Ciudadano, estos partidos han perdido el enfoque en una misión social y se han transformado en actores que solo buscan posiciones de poder. Sus estrategias se centran en negociar espacios, en pelear por gobernaturas y escaños en el Senado y en el Congreso. Para ellos, la política se ha reducido a una simple competencia por cuotas de poder, y los electores lo saben. La falta de una visión de largo plazo y de propuestas concretas que impacten a la ciudadanía ha hecho que estos partidos se vuelvan irrelevantes para un electorado cada vez más exigente.
Una Oposición en Cataclismo: Perdida de Apoyo y de Rumbo.
La situación actual de la oposición en México es de cataclismo, de una conmoción que refleja la falta de liderazgo y el desconcierto ante la fuerza arrolladora de MORENA. El electorado ha dejado claro su desencanto con la oposición, que parece más interesada en sus propios intereses y en sus cuotas de poder que en los problemas reales de los mexicanos. La falta de conexión con la realidad y de compromiso con la gente se ha traducido en una decadencia que los aleja cada vez más de la posibilidad de volver a ser una opción viable.
El Reto de la Reconstrucción.
La oposición mexicana enfrenta un desafío monumental si pretende recuperar el apoyo popular. Para ello, necesitan abandonar sus escritorios y curules y retomar el contacto con la gente, con sus problemas y preocupaciones. Las redes sociales y los medios de comunicación son útiles, pero insuficientes si no se acompañan de una presencia constante en las calles y de un verdadero interés por el bienestar de la ciudadanía.
La reconstrucción de estos partidos requiere líderes dispuestos a recorrer el país, a escuchar a sus bases y a construir una estructura sólida que pueda competir con la maquinaria de MORENA. De lo contrario, seguirán siendo partidos de escritorio, atrapados en sus propios espacios de poder y sin capacidad para enfrentar el reto de un México en transformación.