Política

La Nueva Guerra Silenciosa: El Narcoterrorismo como Casus Belli entre México y Estados Unidos.

La infiltración del narcoterrorismo en la vida estadounidense, la amenaza directa a su seguridad y bienestar.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 26 de junio del 2025.

Ha comenzado, aunque no con el estruendo de los cañones en la frontera, sino con la silenciosa y letal infiltración de las entrañas del poder. Una nueva guerra se libra entre México y Estados Unidos, una lucha sorda contra un enemigo escurridizo y mutante: el narcoterrorismo. Este fenómeno, engendrado, fortalecido y pactado con el sistema político mexicano, ha establecido su cuartel general en las estructuras mismas del estado, tejiendo un búnker de operaciones que abarca toda la geografía nacional.

El crimen organizado invadió la paz y tranquilidad de los Estados Unidos de America.

Con alianzas perversas y acuerdos tácitos, el crimen organizado ha encontrado cobijo y protección en los distintos niveles de gobierno, como un demonio enquistado en el alma de México. Dotado de poder absoluto, dinero ilícito, un arsenal inmenso y una red de conexiones tentaculares, este poder obscuro ha logrado una expansión mundial sin precedentes. México, irónicamente, se ha convertido en el laboratorio del crimen organizado, exportando su modelo a todos los confines del planeta: América, Europa, Asia. Las células de los cárteles mexicanos se han multiplicado exponencialmente, un crecimiento alarmante que no pasó desapercibido para el Presidente Donald J. Trump.

Para el mandatario estadounidense, el término “narcoterrorismo” describe con precisión la naturaleza de este enemigo: una fuerza que no solo trafica drogas, sino que asesina, envenena vidas, siembra terror y caos, irrumpiendo violentamente en la cotidianidad. Y al observar la debilidad, la alarmante complicidad del gobierno mexicano con esta realidad innegable, el Presidente Trump ha tomado cartas en el asunto. Ha instruido a su aparato de seguridad nacional para accionar con determinación, para enfrentar esta nueva guerra que, aunque no declarada, ya está en curso entre Estados Unidos y México.

La directriz es clara: combatir este flagelo con todos los recursos disponibles. La infiltración del narcoterrorismo en la vida estadounidense, la amenaza directa a su seguridad y bienestar, ha cruzado una línea roja. Para el gobierno de Trump, la lucha contra este cáncer demoníaco ya no es solo un problema de México, sino una cuestión de supervivencia para su propia nación. Este es el preludio de una nueva y peligrosa etapa en las relaciones bilaterales, donde la lucha contra el narcoterrorismo se erige como el principal campo de batalla, con consecuencias aún impredecibles para ambos países.

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