Política

Kenia López Rabadán: La Voz Firme que Ahora Conduce el Congreso.

Su presidencia será, sin duda, una prueba de fuego.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 3 de septiembre del 2025.

La política mexicana acaba de presenciar un giro de relevancia histórica. Kenia López Rabadán, panista, abogada, exsenadora, y hoy Diputada Federal, ha asumido la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. No es un nombramiento menor. Es, ni más ni menos, que la figura que tendrá la responsabilidad de dar orden, dirección y cauce a los debates que se convierten en leyes, en reformas y en el pulso del país.

Kenia López Rabadán, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados LXVI Legislatura.

Kenia López no es una improvisada. Su trayectoria la ha colocado como una de las voces más críticas frente al poder de MORENA y de la llamada Cuarta Transformación. Sus posicionamientos como ex senadora, sus debates encendidos y su claridad ideológica la hicieron referente de la oposición. Firme, frontal, sin titubeos. Así se ha mostrado siempre. Pero ahora, en este nuevo cargo, el escenario cambia. Ella misma lo ha dejado claro: hoy no es el tiempo del grito ni de la confrontación, hoy es el tiempo de la conducción, de la representación institucional, del respeto a la pluralidad.

En su primer mensaje como presidenta de la Cámara, habló con serenidad, pero con la fuerza que la caracteriza: “Hoy es el tiempo de las mujeres”. Una frase que no fue consigna, sino declaración de rumbo. Porque su llegada simboliza algo más que un cambio en la coordinación parlamentaria: encarna el ascenso de una generación de mujeres que, desde trincheras distintas, han aprendido a disputar el poder y a ejercerlo con dignidad.

“Me toca representar con institucionalidad a mis compañeros”.

“Hay tiempos de debatir y hay tiempos de dirigir”.

Dip. Kenia López Rabadán.
Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados
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La paradoja es evidente. Una de las críticas más agudas contra el oficialismo, se convierte ahora en la guardiana de la institución que debe representar a todas las voces. Y, lejos de renunciar a su esencia, Kenia ha decidido transformar su discurso: la crítica sigue ahí, pero matizada por un compromiso de civilidad y altura política. No es una contradicción, es madurez. La política no se hace solo con pasión, también con mesura.

La Mesa Directiva que encabeza no será un espacio de espectáculo, sino de orden. Ese es el mensaje que ella quiere dejar claro. Que los debates se darán, sí, pero bajo la premisa de que el Congreso no es un ring, sino la casa donde se construyen los acuerdos que impactan la vida de millones de mexicanos.

Kenia López Rabadán sabe que sus adversarios esperan tropiezos. Que habrá quienes intenten descalificarla por su militancia, por sus posturas pasadas, por su filiación ideológica. Pero también sabe que su papel es distinto ahora: debe convertirse en árbitro, en interlocutora, en mediadora. Y todo indica que está decidida a asumir esa responsabilidad con inteligencia.

Su presidencia será, sin duda, una prueba de fuego. Porque la Cámara de Diputados es el espejo de la polarización nacional, y conducirla con respeto y firmeza no es tarea menor. Pero Kenia, con su carácter y con su experiencia, ha comenzado a demostrar que puede ser más que una opositora aguerrida: puede ser una presidenta institucional, capaz de honrar la investidura y de demostrar que en la política mexicana todavía hay espacio para la civilidad democrática.

En tiempos en los que el grito y la descalificación parecen la norma, la figura de Kenia López Rabadán emerge como símbolo de que la política puede hacerse de otra manera. Con respeto. Con inteligencia. Con firmeza. Y sobre todo, con la convicción de que la pluralidad no se elimina, se gobierna.

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