El Secretario de Administración y Finanzas demuestra que el verdadero liderazgo está en cumplir, no en figurar.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 15 de mayo del 2025.
En la política, hay personajes que se mueven bajo reflectores, que hablan fuerte, tuitean a diario, y se obsesionan con el aplauso fácil. Y hay otros que, lejos de buscar protagonismo, se concentran en lo verdaderamente importante: hacer que las cosas funcionen. Ese es el caso de Juan Pablo de Botton Falcón, actual Secretario de Administración y Finanzas de la Ciudad de México, y uno de los pilares más sólidos, aunque discretos, del nuevo gobierno de Clara Brugada Molina.

De Botton no hace ruido, pero sin él, el gobierno capitalino no camina. Y eso no es una exageración: administrar el presupuesto, planear financieramente cada peso que entra y sale, y garantizar que los programas sociales, obras y proyectos del gobierno tengan sustento económico no es una tarea menor. En términos sencillos: si el gobierno de Clara Brugada va a cumplir sus promesas, necesita que Juan Pablo haga que los recursos estén listos, ordenados y bien utilizados.
A pesar de su juventud, De Botton ha acumulado una experiencia sólida en la administración pública federal y ahora en la capital del país. Ha trabajado en la Secretaría de Hacienda y en instituciones financieras públicas, siempre con un enfoque técnico, alejado de los escándalos y del protagonismo mediático. Y es que no necesita reflectores para brillar: su trabajo habla por él.

El cargo que ocupa no es para cualquiera. Ser el responsable de las finanzas públicas de la Ciudad de México significa controlar un presupuesto de cientos de miles de millones de pesos, diseñar esquemas fiscales justos, generar ahorros sin sacrificar inversión social, y mantener finanzas sanas en una de las metrópolis más grandes y complejas del mundo.
Juan Pablo ha sabido cómo hacerlo. Bajo su gestión, la CDMX mantiene estabilidad financiera, transparencia en el uso del gasto, y una buena calificación crediticia, lo que permite que haya confianza para invertir, construir y mejorar los servicios públicos. Además, ha sido clave en la planeación de los programas que Clara Brugada busca impulsar: más espacios públicos, seguridad, movilidad sustentable, atención a mujeres, y desarrollo urbano con justicia social.

Mientras algunos se obsesionan con las cámaras, De Botton Falcón prefiere el trabajo de escritorio, el análisis, los números, los informes financieros bien elaborados, los sistemas eficientes. Su perfil técnico contrasta con los viejos políticos que querían salir en la portada del periódico, y eso lo convierte en un símbolo de una nueva forma de gobernar, más eficaz, más profesional y menos ruidosa.
Hoy, la Ciudad de México comienza una nueva etapa con Clara Brugada al frente, y Juan Pablo es una de sus piezas clave. No solo por ser quien cuida el dinero público, sino porque representa una manera honesta, preparada y comprometida de ejercer el servicio público. Su figura, aunque silenciosa, es columna vertebral del segundo piso de la Cuarta Transformación en la capital.

En tiempos donde muchos gritan para parecer importantes, Juan Pablo de Botton Falcón demuestra que el verdadero liderazgo está en cumplir, no en figurar. Y eso, en la política mexicana, es cada vez más valioso.