Para Jesús Ramírez Cuevas, las batallas no terminan.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 4 de octubre del 2024.
Jesús Ramírez Cuevas ha sido, desde el inicio, una figura clave en el desarrollo y consolidación del proyecto político más ambicioso en la historia moderna de México: la Cuarta Transformación. El hombre detrás de las estrategias, el ideólogo que caminó hombro a hombro con Andrés Manuel López Obrador, moldeando el mensaje que llevaría a millones de mexicanos a confiar en un proyecto de nación diferente. La trayectoria de Ramírez Cuevas no es solo la de un asesor de comunicación; es la historia de un pensador, un estratega cuya inteligencia política y resiliencia lo han convertido en un pilar del movimiento que desafió las bases del neoliberalismo mexicano.
Ramírez Cuevas es el rostro menos visible de una batalla que ha sido tanto política como informativa. A lo largo del sexenio de López Obrador, fungió como el artífice detrás del discurso que no solo defendió al gobierno de la Cuarta Transformación, sino que también construyó un contra-relato frente al poderío empresarial de los medios de comunicación, formados en las décadas del neoliberalismo. En un contexto donde los grandes conglomerados mediáticos intentaron, una y otra vez, deslegitimar el gobierno de AMLO, Ramírez Cuevas fue la mente que, con temple y convicción, logró navegar en esas aguas turbulentas sin perder el rumbo.
Su trabajo no fue sencillo. Se enfrentó a una prensa acostumbrada a ser la voz de los poderes fácticos, que históricamente había influido en la opinión pública a favor del status quo. Los emporios mediáticos que surgieron en las épocas de antaño, cuyo poder residía en su capacidad de moldear narrativas favorables al capitalismo rapaz y a la concentración de riqueza en manos de pocos, representaron uno de los mayores retos para Jesús Ramírez. Sin embargo, a pesar de los embates constantes, Ramírez Cuevas no solo mantuvo el mensaje de la Cuarta Transformación claro y directo, sino que también supo adaptarlo a las diversas audiencias que, finalmente, consolidaron el triunfo de un movimiento que parecía imposible de frenar.
Más allá de las palabras, lo que define a Jesús Ramírez Cuevas es su convicción en la lucha social, su creencia en que la comunicación es una herramienta de cambio político, pero sobre todo su firmeza emocional ante la adversidad. A lo largo de seis años, Ramírez navegó en un campo de batalla mediático donde los ataques no eran solo hacia el proyecto político de AMLO, sino hacia la legitimidad misma del movimiento. En ese contexto, fue su temple y su capacidad para mantener el foco lo que permitió que el gobierno de López Obrador no solo resistiera los embates, sino que creciera y madurara hasta convertirse en el principal actor político del país.
No obstante, el trabajo de Jesús Ramírez Cuevas no se limitó a defender una posición. Su labor como coordinador de Comunicación Social del gobierno de AMLO fue más profunda. Fue el creador de una narrativa que hizo eco en las bases sociales del movimiento: un mensaje de resistencia frente a los intereses económicos de unos pocos, de lucha por la igualdad y la justicia social, y de esperanza para millones de mexicanos que durante décadas se sintieron olvidados por sus gobernantes. En un sexenio donde el debate público fue constante, Ramírez Cuevas supo sostener esa narrativa, entretejiendo la comunicación con la política, y logrando lo que pocos podrían haber hecho: transformar el discurso oficial en un motor de cambio.
Hoy, en una nueva etapa del proyecto de la Cuarta Transformación, Jesús Ramírez Cuevas ha dado un paso hacia adelante en su carrera política. Como Coordinador de Asesores de la Presidencia de la República, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México, Ramírez se enfrenta a un nuevo desafío. Si bien ya no estará en la primera línea de los medios, su rol en esta segunda fase de la Cuarta Transformación será igual de crucial. Ramírez no solo aporta su vasta experiencia en la gestión de información y comunicación, sino también una perspectiva estratégica que será fundamental para consolidar este proyecto en los próximos seis años.
Su transición hacia la asesoría política marca un nuevo capítulo en su vida pública. Ahora, su enfoque estará en coordinar los esfuerzos estratégicos que Claudia Sheinbaum necesitará para mantener a flote un gobierno que, si bien cuenta con una sólida base de apoyo, se enfrentará a nuevos retos. Jesús Ramírez Cuevas ya demostró que puede mantener el barco a flote en medio de tormentas mediáticas, y ahora, desde la asesoría directa a la Presidencia, su temple, madurez y conocimiento seguirán siendo el pilar que sostendrá la continuidad del proyecto de transformación.
En la psicología de Ramírez Cuevas se encuentra una mezcla de serenidad y firmeza. No es un hombre de gritos ni de enfrentamientos frontales; su estilo se caracteriza por una calma inquebrantable que le permite analizar cada situación con frialdad y tomar decisiones estratégicas con visión a largo plazo. Esa misma serenidad será su mayor fortaleza en esta nueva etapa, en la que el gobierno de Sheinbaum requerirá de su sabiduría y experiencia para sortear los desafíos que aún están por venir.
Al final, Jesús Ramírez Cuevas ha sido más que un simple asesor de comunicación. Ha sido el arquitecto de un discurso que ha resistido las embestidas del poder mediático, un estratega que ha sabido cuándo apretar y cuándo aflojar en el juego de la política, y un compañero fiel que ha caminado junto a López Obrador en las épocas más difíciles de su carrera. Hoy, su papel en la Cuarta Transformación continúa, y su legado como uno de los hombres que definió esta era política en México sigue escribiéndose, ahora junto a Claudia Sheinbaum, en la segunda fase del proyecto que, en su momento, parecía imposible de alcanzar.
Para Jesús Ramírez Cuevas, las batallas no terminan. Solo cambian de frente. Y en esta nueva etapa, su temple, visión y lealtad seguirán siendo esenciales para que la Cuarta Transformación continúe consolidándose como el proyecto de nación que él ayudó a construir desde sus cimientos.
