La intervención del Presidente Andrés Manuel López Obrador y del Ejército se haya vuelto necesaria para intentar poner orden en el estado natal del mandatario.
Por: La Palabra Política.
Villahermosa, Tabasco, 9 de enero del 2024.
En los últimas semanas, la inseguridad en el estado de Tabasco ha alcanzado niveles alarmantes, desencadenando una profunda crisis que ha afectado la vida cotidiana de los tabasqueños. Esta situación, lejos de mejorar, ha empeorado durante el mandato del gobernador Carlos Manuel Merino, evidenciando una falta de estrategia y acción para abordar el problema de manera efectiva.
A pocos meses de concluir la gestión adancista, la seguridad se erige como uno de los pilares fundamentales que el Gobierno del Estado de Tabasco no logró consolidar. La promesa de proteger a los ciudadanos quedó en el olvido, mientras el tejido social se resquebrajaba ante el embate constante de la violencia, el robo y las lamentables pérdidas humanas.

Es necesario realizar una autocrítica profunda para entender el porqué de este fracaso. La estrategia de seguridad difundida por Carlos Manuel Merino en medios de comunicación y redes sociales fue, en el mejor de los casos, nula en su efectividad. La falta de un plan concreto y la incapacidad para implementar medidas eficaces han dejado que la inseguridad se enraíce en la entidad tabasqueña, permitiendo el fortalecimiento de bandas delictivas que actúan con impunidad.
Resulta especialmente alarmante que, ante la magnitud del problema, la intervención del Presidente Andrés Manuel López Obrador y del Ejército se haya vuelto necesaria para intentar poner orden en el estado natal del mandatario. Esto no solo señala una carencia evidente en la gestión local, sino que resalta la incapacidad del gobierno tabasqueño para enfrentar y resolver una problemática que debería haber sido prioritaria desde el inicio de su mandato.

El hecho de que Tabasco sea el estado de origen del Presidente de la República añade una capa adicional de preocupación. Se esperaría que el edén tabasqueño fuera un referente de orden y tranquilidad, considerando los recursos proporcionados por el propio presidente para garantizar la paz en la región. Sin embargo, la realidad es diametralmente opuesta, dando lugar a un estado fallido donde la violencia y la delincuencia campan a sus anchas.

El gobierno de Carlos Manuel Merino ha demostrado ser incapaz de cumplir con las expectativas de la población en materia de seguridad. El caos que impera hoy en día en Tabasco refleja la ausencia de una estrategia efectiva y la falta de liderazgo para hacerle frente a un problema que ha afectado la calidad de vida de los ciudadanos.

En conclusión, la inseguridad en Tabasco se ha convertido en un lastre que la administración de Carlos Manuel Merino no pudo manejar. Es imperativo que la sociedad tabasqueña reflexione sobre las causas de este fracaso y exija respuestas concretas a fin de recuperar la paz y la tranquilidad que tanto anhelan. La seguridad es un derecho fundamental que ningún gobierno debe soslayar, y Tabasco merece una gestión comprometida y efectiva para superar los desafíos que la aquejan.