El electorado está despierto, es pragmático y sabe que su voto es la herramienta para transformar la realidad local.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 3 de junio del 2025.
Las elecciones municipales del domingo 1 de junio de 2025 en Veracruz y Durango mostraron, más allá de quiénes resultaron ganadores, una transformación profunda en el comportamiento de la ciudadanía. Con una participación que no alcanzó el 40 % del padrón —400 000 votantes menos que en el ciclo anterior—, estos comicios revelaron que el ánimo de la población ya no se define simplemente por lealtades partidistas, sino por la percepción de quién puede cumplir las expectativas de bienestar, seguridad y desarrollo local.

Veracruz: Morena pierde terreno y Movimiento Ciudadano irrumpe.
En Veracruz (212 municipios), la coalición encabezada por Morena mantuvo presencia, pero no sin contratiempos. Según cifras preliminares, Morena ganó 71 ayuntamientos, mientras que sus aliados controlaron otros 41. En total, el bloque guinda alcanzó 112 municipios, aunque esto representó una merma respecto a pasadas elecciones, donde la fuerza de la 4T dominaba más territorios sin necesidad de aliados

Al desglosar el resto de los municipios, el PAN y el PRI se quedaron con plazas importantes como Boca del Río, y el PAN incluso obtuvo el Puerto de Veracruz, un triunfo simbólico por su peso político y económico. Sin embargo, el dato más llamativo fue el boom de Movimiento Ciudadano, que triplicó sus alcaldías y logró consolidarse como la tercera fuerza en disputa. Su avance —impulsado por un discurso centrado en la renovación de los liderazgos locales— demostró que el elector veracruzano está dispuesto a romper viejos esquemas cuando percibe falta de resultados en el gobierno saliente

Estos números revelan un electorado que castiga la falta de cumplimiento de promesas: partidos como el PRI y el PAN, que en teoría llegan con presupuestos e infraestructura local más consolidados, vieron cómo varias de sus postulaciones quedaron muy por debajo de las expectativas. En municipios donde se creía que la maquinaria partidista tenía asegurado el triunfo, surgió el “voto de castigo”, un fenómeno que cada vez se hace más evidente en todas las plazas electorales: la gente compara gestión contra gestión, candidato contra candidato, y define su voto en función de la solución a problemas concretos, no por identidad ideológica.
Durango: oposición supera a la 4T en alcaldías clave.
En Durango (39 municipios), el mapa inicial pintaba en favor de Morena y sus aliados (PT y PVEM); las encuestas previas daban a la coalición guinda-rojiverde hasta 49 % de la intención de voto en la capital, con una ventaja de siete puntos sobre el bloque PAN-PRI. Sin embargo, el domingo 1 de junio confirmó un escenario distinto: la oposición (PAN y PRI en coalición) arrebató la mayoría de los municipios más relevantes, conquistando 24 demarcaciones, mientras Morena retuvo solamente 15 alcaldías.

Durango capital, Lerdo y Gómez Palacio —los municipios con mayor concentración poblacional— pasaron a manos de la coalición PAN-PRI, un golpe político que evidencia que el discurso de “continuidad de la 4T” no convenció a un electorado cada vez más exigente. En particular, Gómez Palacio fue escenario de denuncias de represión y arrestos de coordinadores de campaña de Morena, lo que, según ese partido, pudo haber influido en la baja participación y el desánimo de sus votantes.
Al igual que en Veracruz, Movimiento Ciudadano también experimentó un avance notorio en Durango: aunque no logró tantas alcaldías como en el estado vecino, su crecimiento en varios municipios intermedios y pequeños fue suficiente para destruir pactos locales y reconfigurar la geografía electoral. Este fenómeno confirma que la tercera fuerza nacional ya no es un actor testimonial, sino un competidor directo que puede definir el resultado en municipios donde la oposición y la 4T creían tener ventaja asegurada.