Como en cualquier partido político, la lucha por el poder es inevitable, y MORENA no será la excepción.

Por: La Palabra Política.

CDMX, 13 de septiembre del 2024.

La política mexicana ha sido históricamente un escenario donde los celos, las envidias, y las pugnas internas dentro de los partidos han marcado las dinámicas de poder. Desde el PRI y el PAN, quienes ostentaron el poder absoluto durante décadas, hasta el presente con MORENA, este fenómeno no ha sido la excepción. La historia nos muestra que cuando un partido domina la política nacional, los enfrentamientos más difíciles se producen en su interior, y MORENA comenzará a vivir ese mismo destino.

A pesar de su aparente unidad bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, fundador y líder moral del partido, las recientes elecciones internas para definir la candidatura presidencial dejaron en evidencia que los grupos políticos dentro de MORENA ya están consolidados y preparados para la lucha por el poder. Estos grupos no solo representan diferencias de enfoque o estrategia, sino que también encarnan intereses y lealtades divergentes que podrían transformar el partido en los próximos años.

El poder es el fenómeno de luchas internas, y en MORENA no será la excepción.

Los Grupos Internos: ¿Unidad o Fragmentación?

Durante el proceso de selección de la candidata presidencial de MORENA, Claudia Sheinbaum, quedó en evidencia la existencia de varios grupos fuertes que, aunque momentáneamente alineados, representan intereses en conflicto. El grupo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, se mostró como el más sólido y cohesionado, contando con el respaldo directo del presidente López Obrador. No obstante, el ala de Marcelo Ebrard, que expresó su descontento por el proceso interno, demostró que dentro de MORENA hay voces críticas con gran peso político y una base de seguidores considerable.

A este panorama se suman las facciones aliadas a Adán Augusto López, ex secretario de Gobernación, y a Ricardo Monreal, quienes también jugaron sus cartas para obtener relevancia en la contienda. Estos grupos ya están delineados, y aunque el presidente López Obrador logró hasta ahora mantener un pacto de unidad, la verdadera prueba vendrá cuando deje el poder. La gran pregunta es: ¿Seguirán los acuerdos vigentes, o los diferentes grupos dentro de MORENA comenzarán a reestructurarse y a buscar protagonismo de cara a las elecciones de 2030?

Los grupos internos dentro de MORENA están definidos.

La Silla Presidencial: Punto de Partida para Nuevas Ambiciones.

Como mencionó el destacado intelectual mexicano Daniel Cosío Villegas, en su análisis sobre el sistema político del país, una vez que alguien asume la silla presidencial, comienza de inmediato la batalla por el sucesor. Este patrón, profundamente arraigado en la política mexicana, no cambiará con MORENA. A partir del momento en que Claudia Sheinbaum tome posesión como presidenta de México, el reloj comenzará a correr, y los distintos grupos dentro de su propio partido empezarán a preparar el terreno para la siguiente gran contienda: la elección de 2030.

Si bien la presidenta electa contará con el respaldo de su círculo más cercano, el poder no es eterno ni inmune a los intereses divergentes. Los grupos de poder, que ya se vieron durante las elecciones internas, comenzarán a rearmarse, a reestructurarse y a buscar nuevas alianzas. Esto no es una sorpresa, es la naturaleza de la política: el poder y los recursos no se reparten, se disputan.

Daniel Cosío Villegas autor del «Sistema Político Mexicano».

La Nueva Dirigencia de MORENA: ¿Orden o Desafío?

Uno de los grandes retos para MORENA será la gestión de esta tensión interna. La nueva dirigencia del partido, encabezada por Luisa María Alcalde como presidenta y Andrés Manuel López Beltrán como secretario general, tendrá la difícil tarea de mantener la cohesión dentro de un partido que, al estar en el poder, enfrenta inevitablemente luchas internas por el control de recursos, posiciones estratégicas y la agenda política.

Ambos líderes tendrán que navegar entre las demandas de los diferentes grupos y mantener un equilibrio que permita a MORENA seguir consolidando su hegemonía política. Sin embargo, esta tarea no será fácil. Como ya hemos visto, las pugnas internas tienden a intensificarse a medida que se acerca el final de un mandato presidencial, y en el caso de MORENA, la falta de una oposición fuerte fuera del partido hace que la verdadera lucha por el futuro se dé al interior.

Luis Maria Alcalde y Andrés López Beltrán serán los encargados de la unidad al interior del partido.

El Reto del Sexenio de Sheinbaum.

El sexenio de Claudia Sheinbaum estará marcado por un desafío constante: mantener a MORENA unido mientras se consolidan los proyectos de la Cuarta Transformación. Este movimiento, que comenzó como una respuesta al neoliberalismo y a la corrupción que caracterizó a gobiernos anteriores, ha logrado un enorme respaldo popular, pero ahora enfrenta su prueba más dura: el manejo de las ambiciones políticas internas.

La llegada de Sheinbaum al poder, con el respaldo de 36 millones de mexicanos, es solo el inicio de una nueva etapa para la izquierda en México. Su capacidad para liderar un gobierno fuerte, mientras equilibra las tensiones internas, definirá si MORENA puede sostener su hegemonía política más allá de 2030. El escenario político ya se prepara para una nueva batalla campal, donde los grupos de poder dentro del partido no solo buscarán influir en las decisiones de gobierno, sino también posicionarse como los herederos naturales del movimiento.

Presidenta Electa de México Claudia Sheinbaum Pardo.

El verdadero enemigo de MORENA no se encuentra en la oposición, sino dentro de sus propias filas. Los desafíos que enfrentará el partido en los próximos años no serán solo externos, sino que también deberán lidiar con las tensiones internas que ya se hicieron visibles en las pasadas elecciones internas. La nueva dirigencia, bajo la tutela de Alcalde y López Beltrán, tendrá que encontrar la manera de mantener la disciplina y el orden, evitando que las ambiciones de poder fragmenten al partido.

Como en cualquier democracia, la lucha por el poder es inevitable, y MORENA no será la excepción. El reto de Claudia Sheinbaum y su equipo será manejar estas tensiones de manera que el proyecto de la Cuarta Transformación no solo se mantenga, sino que se fortalezca rumbo a 2030.

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