OPINIÓN
Por. José Rodríguez Castro.
Pocos, o muy pocos, parecen entender los grandes cambios que se están dando, soprendentemente, en el mundo. Lo mismo sucede en México. Es una gran sacudida histórica que va más allá, casi se pude decir, de la común imaginación. A no ser que hay meterse más a la reflexión y conciliar las ideas. Además, meterse a fondo a la nueva ilustración de una sociedad que se mueve con velocidad inusitada hacia un mundo que cree, puede ser mejor del que se desmorana a su pies.
Los tiempos mejores de una generación han pasado. La actual está por concluir, y la que viene, está por encima de todas esas emociones de satisfacción. Ésta, quiere ir más allá, sin importarle el régimen político – ideológico. Un tema que actualmente se debate, pero que parece que sentimentalmente, las masas, ignoran o creen que no merecen debatir porque sea uno y otro, lo que les importa, es alcanzar una mejor calidad de vida, venga de donde venga. Tener lo que todos tienen.
El gran debate global. Como sacar de la pobreza a millones de seres humanos que cada día están poblando el planeta y ponen en riesgo a toda la población. Optar por una ideología o por otra. ¿Cuál es la mejor? ¿A quiénes preferir? ¿A los pobres? ¿Clase media? ¿Los ricos? ¿Qué ideología puede abrazarlos a todos y darles la seguridad y calidad de vida que exigen y que, por otra parte, se evite la catástrofe global?
Tal vez, hasta el día de hoy, pocos pueden desponder a estas interrogantes.
De ahí que Andrés Manuel López Obrador, ha conseguido exitosamente fortalecer su idea ideológica y su proyecto político. Un nuevo sistema o régimen democrático con nuevas reglas y métodos propios.
Optó por la selección y no por la elección. Lo logró porque los otros, la antigua generación, no visualizó el sentimiento de los pobres y otorgarles más dinero a los adultos mayores, jubilados y desamparados, jóvenes sin sueños. Los Olvidados que desean todo, sin exigir cambios políticos, ideológicos o partidistas. El éxito de AMLO, frente a los conservadores.