La comunidad artística y cultural de México ha expresado su dolor, su frustración y su enojo ante la indiferencia.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 2 de mayo del 2024.
En el vasto lienzo de la historia mexicana, la cultura y las artes han sido las pinceladas vibrantes que han dado vida y color a nuestra identidad nacional. Sin embargo, en este último sexenio, hemos sido testigos de un panorama desolador, marcado por el desdén y el olvido hacia este vital sector por parte del gobierno en turno. El apoyo a la cultura, a los escritores, a las artes plásticas, a la música, al cine, al teatro, y a todas las expresiones escénicas, ha sufrido una degradación económica sin precedentes, dejando en su estela un panorama desolador para aquellos que dedican su vida a enriquecer el alma colectiva a través del arte.
Actores, cantantes, pintores, escultores, literatos, cineastas: todos han sentido en carne propia la falta de apoyo y reconocimiento a su labor por parte del gobierno. La comunidad artística y cultural de México ha expresado su dolor, su frustración y su enojo ante la indiferencia gubernamental hacia un sector que no solo enriquece nuestras vidas, sino que también contribuye al desarrollo integral de nuestra nación.
En medio de las actuales campañas electorales, resulta desolador constatar que las propuestas para el arte y la cultura brillan por su ausencia. ¿Acaso los gobiernos han decidido dejar morir el arte, aniquilarlo bajo el peso de proyectos faraónicos que ignoran la esencia misma de la belleza tradicional mexicana? ¿Han exiliado a los creadores, a los poetas, a los músicos, a los artistas que se atreven a pintar un mundo más allá de las fronteras políticas?
La escena cultural mexicana, una vez vibrante y llena de vida, hoy yace en un estado de abandono y desolación. Se aprecia un apoyo escueto, mínimo, que privilegia a los cercanos al poder en lugar de reconocer y respaldar a los verdaderos forjadores de creatividad y expresión artística. Los talentos musicales, los genios del cine, los maestros del teatro, todos han sido relegados a un segundo plano, mientras se privilegia a aquellos que quizás no cuentan con el mismo mérito artístico, pero sí gozan de amistades influyentes.
Es hora de que los artistas alcen la voz, que reclamen por un cambio de rumbo en la política cultural de nuestro país. Es hora de que exijan un verdadero compromiso con el arte y la cultura, de reconocer su valor intrínseco y su contribución al tejido social. México es cuna de grandes talentos, de mentes creativas que merecen ser nutridas y apoyadas, no abandonadas a su suerte en un mar de indiferencia y desdén gubernamental.
En esta encrucijada histórica, es imperativo que los mexicanos se unan en defensa del arte y la cultura mexicana. Es hora de despertar del letargo y exigir un compromiso real con nuestro patrimonio cultural, con nuestras raíces, con nuestra identidad. El arte no puede seguir siendo un sector olvidado, marginado, relegado al olvido. Es hora de reconstruir el tejido cultural de nuestro país, de volver a tejer los hilos de nuestra identidad, con el arte como guía y faro de esperanza en un mundo lleno de incertidumbre.