El modelo de las mañaneras no surgió en un vacío. López Obrador tomó inspiración de líderes de izquierda en América Latina.

Por: La Palabra Política.

CDMX, 20 de mayo del 2024.

A solo unos meses del final del mandato del Presidente Andrés Manuel López Obrador, México se prepara para despedirse de una de las innovaciones más emblemáticas de su administración: las conferencias matutinas, conocidas popularmente como «las mañaneras». Estas conferencias diarias no solo redefinieron la manera en que se comunica la administración pública, sino que también se convirtieron en un escenario clave para la discusión política y social del país.

Desde sus primeros días en la política, López Obrador ha sido reconocido como un hábil orador. Su capacidad para comunicarse directamente con la ciudadanía y los medios de comunicación ha sido una de sus mayores fortalezas. Esta habilidad se puso de manifiesto cuando gobernó la Ciudad de México, pero fue durante su presidencia que revolucionó la comunicación gubernamental con la creación de las mañaneras.

Las habilidades oratorias de López Obrador no solo se limitan a su fluidez verbal. Su estilo incluye un lenguaje sencillo, cercano a la gente, y una narrativa que apela directamente a las emociones y las preocupaciones del mexicano promedio. Esta manera de comunicarse ha sido fundamental para consolidar su base de apoyo y mantener un alto nivel de popularidad a lo largo de su mandato.

Las Mañaneras: Un Nuevo Paradigma.

Antes de López Obrador, los boletines de prensa y las conferencias esporádicas eran la norma. Sin embargo, con el inicio de su administración en 2018, las mañaneras se convirtieron en un ritual diario. Estas conferencias ofrecieron un espacio para el diálogo constante con todos los medios y actores políticos, transformando la manera en que se distribuía la información gubernamental. La interfaz y la accesibilidad se convirtieron en palabras clave de su gestión comunicativa.

Las mañaneras no solo funcionaron como un canal de información, sino también como una herramienta de gestión política. A través de ellas, el presidente podía dirigirse a su audiencia de manera directa, sin intermediarios, asegurando que su mensaje llegara intacto y sin distorsiones. Este formato permitió un control casi absoluto sobre la narrativa y la agenda política diaria, un aspecto crucial en un entorno mediático cada vez más fragmentado y competitivo.

Influencias Internacionales.

El modelo de las mañaneras no surgió en un vacío. López Obrador tomó inspiración de líderes de izquierda en América Latina, como Fidel Castro en Cuba y el difunto Hugo Chávez en Venezuela, quienes utilizaron medios similares para mantener un contacto directo y constante con sus ciudadanos. Estas influencias ayudaron a López Obrador a perfeccionar una plataforma que le permitió dictar la narrativa política y social del país, adaptándola a las necesidades y circunstancias del momento.

Castro y Chávez utilizaron largos discursos y programas de televisión para mantener una conexión directa con sus ciudadanos, ofreciendo actualizaciones regulares y personalizando su liderazgo. López Obrador adaptó estas tácticas al contexto mexicano, usando las mañaneras para consolidar su imagen de líder accesible y comprometido con los problemas de la gente común. Esta estrategia no solo consolidó su liderazgo, sino que también permitió una mayor cohesión dentro de su partido y su base de apoyo.

Un Escenario de Poder y Control.

Las mañaneras se convirtieron en una herramienta poderosa para López Obrador y su partido, MORENA. A través de ellas, no solo se dictaban órdenes y directrices a las instituciones gubernamentales, sino que también se enjuiciaba a rivales políticos y se denunciaban ataques para sus adversarios. Este formato permitió al presidente mantener un control estricto sobre la información y, en gran medida, sobre la opinión pública.

El uso estratégico de las mañaneras incluyó la capacidad de responder rápidamente a crisis y acusaciones, moldeando la narrativa a favor del gobierno. López Obrador utilizó este espacio para desviar críticas, ofrecer su versión de los hechos y atacar a sus opositores, todo bajo el escrutinio diario de los medios de comunicación y el público. Esta dinámica creó un ambiente de constante debate y confrontación, donde el presidente mantenía una posición dominante.

Las conferencias matutinas se transformaron en un foro donde se abordaban desde políticas públicas hasta acusaciones directas contra opositores. El ambiente creado por López Obrador en estas conferencias fue único en la historia política reciente de México, proporcionando una plataforma desde la cual podía ejercer su liderazgo y controlar la narrativa nacional.

El impacto de las mañaneras en la opinión pública ha sido significativo. Por un lado, han permitido una mayor eco y acceso a la información gubernamental. Los ciudadanos pueden escuchar directamente del presidente sobre las acciones y políticas del gobierno, sin la necesidad de intermediarios. Esto ha contribuido a una mayor sensación de cercanía y confianza en el liderazgo de López Obrador entre sus seguidores.

Por otro lado, las mañaneras también han polarizado la opinión pública. Los detractores del presidente critican estas conferencias por ser un espacio donde se descalifica a la oposición y se minimizan los problemas del país. La constante confrontación y el tono a menudo combativo de las mañaneras han profundizado las divisiones políticas en México, creando un ambiente de constante tensión y debate.

El Futuro sin las Mañaneras.

Con la eventual partida de López Obrador y la posible llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, muchos se preguntan qué será del formato de las mañaneras. Aunque Sheinbaum ha demostrado ser una líder capaz, la voz, el carisma y el estilo de López Obrador son inimitables. Las mañaneras, tal como las conocemos, están indisolublemente ligadas a su personalidad y liderazgo.

Es probable que Sheinbaum adopte su propio estilo de comunicación, pero la era de las mañaneras, con su particular mezcla de denuncias, debates, y discursos apasionados, terminará con la salida de López Obrador. Este fin marca el cierre de un capítulo significativo en la historia política de México.

Además, la llegada de Sheinbaum podría implicar un cambio en la forma en que se comunica el gobierno. Mientras que López Obrador utilizó las mañaneras para mantener una presencia constante y controlar la narrativa, Sheinbaum podría optar por un enfoque más tradicional y menos confrontativo. Esto representaría un cambio significativo en la dinámica política y mediática del país.

El legado de las mañaneras es innegable. Durante casi seis años, estas conferencias definieron el panorama político y social de México, reflejando la visión y el estilo de liderazgo de López Obrador. Con su partida, el país no solo despedirá a un presidente, sino también a un formato de comunicación que ha dejado una huella indeleble en la manera en que se hace política en México.

Las mañaneras se irán, pero su influencia perdurará en la memoria colectiva y en la forma en que los futuros líderes comunicarán con la ciudadanía. La transparencia, la accesibilidad y el control de la narrativa se han convertido en expectativas del público, y cualquier nuevo líder deberá adaptarse a estas demandas.

El futuro de la comunicación gubernamental estará marcado por este legado, pero también por las nuevas formas y voces que emergerán en el escenario post-López Obrador. Claudia Sheinbaum, u otro sucesor, tendrá la tarea de encontrar su propio camino, navegando entre la herencia de las mañaneras y las demandas de una nueva era política en México.

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