Hoy, México espera más de su gobierno.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 30 de septiembre del 2024.
México está a punto de entrar en una nueva etapa histórica: en unas horas, el país recibirá a su primera presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, una figura clave dentro del movimiento de la Cuarta Transformación que encabezó Andrés Manuel López Obrador. Este cambio no solo marca un hito en términos de género, sino también el comienzo de lo que muchos consideran la «segunda temporada» de gobierno para MORENA. Con la continuidad del proyecto de nación que comenzó en 2018, esta nueva fase del partido no tiene margen de error. Si en los primeros seis años se trató de construir las bases, hoy los mexicanos exigen resultados tangibles.
En su momento, el presidente López Obrador rompió con el modelo neoliberal que, según su narrativa, fue uno de los grandes males que afectaron a México durante más de 80 años. El discurso fue claro: la oligarquía y la derecha habían dañado al país, y su gobierno representaba un cambio radical para corregir esos errores. Ahora, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, MORENA enfrenta el desafío de demostrar que esos cambios no solo fueron retóricos, sino que pueden consolidarse en políticas duraderas que mejoren el bienestar de la ciudadanía.
La reelección de MORENA como partido en el poder no es solo una validación de su proyecto político, sino también una oportunidad, y una última advertencia de la sociedad mexicana. Los votantes, una vez más, han depositado su confianza en este movimiento, pero también exigen que los errores cometidos en el primer mandato no se repitan. La expectativa es alta: MORENA ya no puede argumentar que es nuevo en el poder, ya no puede culpar al pasado. Hoy tiene el control total: posee el Congreso, controla más de la mitad de las gobernaturas del país, tiene acceso a los recursos, y cuenta con el aval popular.
Bajo esta nueva etapa, la presidenta Sheinbaum y su equipo tienen el deber de garantizar que los errores cometidos en el gobierno de López Obrador no se repitan. Ya no hay espacio para experimentos fallidos ni decisiones improvisadas. Si bien en los primeros seis años el discurso se centró en romper con el antiguo régimen y acabar con las prácticas corruptas del pasado, ahora la ciudadanía espera resultados concretos en materia de seguridad, economía, educación y bienestar social.
Uno de los grandes retos será continuar el legado de la Cuarta Transformación, pero desde una perspectiva más pragmática y menos polarizadora. Claudia Sheinbaum no solo es la primera mujer en llegar a la presidencia, sino que tiene la responsabilidad de liderar un país dividido, con expectativas altas y una población cada vez más crítica. El mensaje es claro: MORENA debe gobernar para todos, no solo para sus bases. Las promesas de igualdad, justicia social y progreso económico deben materializarse en soluciones reales y no quedarse en retórica.
Además, el reto de la presidenta Sheinbaum no será solo político, sino también económico. El país atraviesa un momento delicado en materia financiera, y las decisiones que tome su gobierno en los primeros meses serán cruciales para definir el rumbo de los próximos años. La pandemia, la inflación y los cambios en la economía global han dejado cicatrices, y se espera que el nuevo gobierno pueda ofrecer soluciones que realmente mejoren la vida de los ciudadanos.
A nivel internacional, México también debe consolidarse como un actor relevante en el escenario global, algo que ha sido una asignatura pendiente durante el mandato de López Obrador. Con Sheinbaum al frente, existe la oportunidad de establecer relaciones diplomáticas más estratégicas y de aprovechar el potencial económico que ofrece la región, especialmente en áreas como el comercio, la tecnología y la energía.
La administración de Claudia Sheinbaum tiene todo a su favor: poder, dinero, el control legislativo y la legitimidad popular. Sin embargo, esta acumulación de fuerzas también implica una enorme responsabilidad. Ya no se puede hablar de corrupción del pasado o culpar a administraciones anteriores. Los fantasmas del viejo régimen han sido exorcizados, al menos en el discurso oficial. Ahora, es el momento de demostrar que el proyecto de la Cuarta Transformación puede ofrecer una vida mejor para los mexicanos.
MORENA debe entender que los próximos seis años no son simplemente una extensión de lo que ya se ha hecho, sino una oportunidad para corregir el rumbo, mejorar la estrategia y cumplir con las promesas que se hicieron en 2018. No más errores. Los mexicanos ya no pueden seguir experimentando con gobiernos que no dan resultados. La exigencia es clara: más bienestar, más seguridad y más progreso.
Este nuevo ciclo, encabezado por Claudia Sheinbaum, marcará el futuro no solo de MORENA, sino del país entero. Los ciudadanos esperan que esta nueva era sea más próspera y menos conflictiva que la anterior. El reto es monumental, pero también lo es la oportunidad. Hoy, México espera más de su gobierno. La presidenta Sheinbaum tiene en sus manos el poder de consolidar una transformación real o de quedarse en la historia como una promesa más que no cumplió con las expectativas.