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Eduardo Ramírez Aguilar: Gobernar con Principios y Mano Firme en Chiapas.

Eso es liderazgo. Eso es integridad. Eso es el Gobernador del Estado de Chiapas.

Por: La Palabra Política.
Chiapas, 28 de mayo del 2025.

En tiempos donde la política suele confundirse con intereses personales, donde las palabras son muchas y las acciones pocas, hay liderazgos que, aunque discretos, marcan la diferencia desde la raíz misma del servicio público: los principios. Ese es el caso del gobernador del Estado de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, quien a pocos meses de asumir el cargo, ha demostrado que se puede gobernar con ética, con valores y con decisiones firmes que reflejan un compromiso genuino con la gente.

Dr. Eduardo Ramírez Aguilar, gobernador del Estado de Chiapas.

Ramírez Aguilar no llegó a la gubernatura por casualidad ni por impulso mediático. Su trayectoria política, su experiencia en el ámbito legislativo y su cercanía con el pueblo chiapaneco lo convirtieron en una figura de peso moral y político en un estado golpeado históricamente por el abandono, la violencia y la corrupción. Desde el inicio de su mandato, dejó clara su línea: cero tolerancia a la impunidad, cero espacio para la corrupción, y una profunda convicción por gobernar con principios y con el corazón puesto en su tierra.

Uno de los pilares más visibles de su administración ha sido la lucha frontal contra la inseguridad. Chiapas, por su ubicación geográfica y complejidad social, enfrenta múltiples retos, entre ellos la amenaza del crimen organizado que busca ganar terreno en zonas clave del estado. Eduardo Ramírez entendió desde el primer día que sin seguridad no hay desarrollo, y que para defender a los chiapanecos se necesitaban acciones de fondo, no discursos vacíos. Fue así como nació el Grupo Pakal, una fuerza de élite, especializada y con inteligencia operativa, creada con un solo objetivo: proteger la vida, la paz y el bienestar del pueblo chiapaneco.

El gobernador conformó el grupo de reacción inmediata “Pakal”.

Sin embargo, como en todo sistema humano, la perfección no existe. Recientemente se reveló un acto de corrupción dentro de esta fuerza de élite: un comandante de la unidad de reacción inmediata fue señalado por presuntos actos de complicidad. La noticia podría haber desestabilizado o debilitado el proyecto. Pero lo que ocurrió fue justamente lo contrario. El gobernador no titubeó. No protegió, no encubrió, no minimizó. Actuó. Con decisión, con firmeza y con respeto absoluto a la ley. Puso a disposición de las instituciones a este elemento y dejó claro que su gobierno no será cómplice de quienes traicionen la confianza del pueblo.

Fuerza de Reacción Imediata Pakal.

Este hecho, lejos de manchar la credibilidad del Grupo Pakal, fortalece la figura de Eduardo Ramírez como un líder auténtico, como un servidor público que no está dispuesto a permitir que una sola manzana podrida contamine su proyecto de transformación. Su actuar no fue político, fue ético. Fue una respuesta que manda un mensaje claro y poderoso: en Chiapas no hay espacio para quienes deshonran el uniforme ni para quienes rompen la confianza ciudadana.

En un país donde muchas veces la corrupción se barre bajo la alfombra, donde la impunidad es regla y no excepción, lo que hizo Eduardo Ramírez merece ser reconocido. Porque gobernar con principios no es fácil. Gobernar con valores exige carácter. Y él ha demostrado tenerlo.

El proyecto “Chiapas Transformador” no es una promesa electoral ni un lema de campaña vacío. Es una visión de estado que busca reconstruir el tejido social, fortalecer las instituciones, brindar seguridad a las comunidades, y dar oportunidades a los que durante décadas fueron olvidados. Cada decisión que ha tomado en estos primeros meses como gobernador, desde la estrategia de seguridad hasta el combate a la corrupción interna, es una prueba tangible de que su palabra tiene valor. Y eso, en la política mexicana actual, es un acto de valentía.

Eduardo Ramírez Aguilar no solo gobierna Chiapas. Está dando una lección de lo que significa el servicio público entendido desde la responsabilidad, la moral y la convicción. Y eso lo convierte no solo en un referente para su estado, sino en un ejemplo nacional de cómo se debe ejercer el poder: con firmeza, con principios y siempre al lado de la gente.

Porque al final del día, los buenos gobiernos no se miden solo por las obras o las cifras, sino por la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Y en Chiapas, hoy hay un gobernador que cumple, que actúa, y que honra su palabra. Eso es liderazgo. Eso es integridad. Eso es Eduardo Ramírez Aguilar.

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