Los líderes políticos suelen brillar con discursos fogosos. Amador Zamora, en cambio, ha optado por el talante callado: primero escuchar, luego diseñar y, finalmente, ejecutar.
Por: La Palabra Política.
CDMX, 19 de mayo del 2025.
En un escenario global convulso —marcado por guerras comerciales, aranceles punitivos y retórica beligerante— la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de México ha permanecido como un dique firme contra la tormenta. A la cabeza de este pilar económico se encuentra el Maestro Edgar Amador Zamora, pieza clave en la hoja de ruta de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Desde su designación, Amador Zamora trajo a la SHCP no solo su impecable currículum académico, sino también una reputación de estratega sereno y pragmático. Mientras otras economías titubean ante amenazas de aranceles o presiones externas, la SHCP —bajo su tutela— ha desplegado un repertorio de medidas para amortiguar el golpe:
- Diversificación de ingresos. Impulsó la recaudación sin apretar demasiado la a veces frágil economía popular, favoreciendo la digitalización de impuestos y mecanismos de fiscalización que elevan la base tributaria de forma gradual y sostenida.
- Disciplina del gasto. Mantuvo la rigidez en el control del gasto corriente, reduciéndolo en sectores no prioritarios y reorientando recursos hacia inversión productiva y programas sociales emblemáticos de la Cuarta Transformación.
- Endeudamiento responsable. Refinanció pasivos de largo plazo con costos de interés atractivos, aprovechando la confianza de los mercados internacionales en la solidez fiscal de México.
- Fondos de estabilización. Fortaleció los “colchones” presupuestales para contingencias —como la reciente escalada de aranceles al acero y aluminio— protegiendo el rubro energético y automotriz, motores clave de la economía nacional.
- Diálogo con el sector privado. Mantiene canales abiertos con cámaras y empresarios para diseñar medidas que resguarden el empleo y la inversión, vitales ante cualquier sacudida externa.

La mano firme de Amador Zamora ha permitido que, cuando el gobierno de Estados Unidos cierra filas con aranceles y advertencias, la economía mexicana no solo resista, sino que despliegue sus propias defensas. Esa resiliencia no es casualidad: es el fruto de meses de planeación, ajustes y de entender que, en política fiscal, la clave está en anticipar el golpe para amortiguarlo con inteligencia, no reaccionar con improvisación.

¿Por qué importa tanto la SHCP hoy?
La Secretaría de Hacienda es la columna vertebral de cualquier proyecto de nación: de ella depende que haya recursos para salud, educación, infraestructura y reconstrucción social. Bajo el mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, esos ejes no son meras consignas, sino compromisos urgentes. Mantener sana la SHCP significa dotar de oxígeno al gran plan de la Cuarta Transformación.
En este ajedrez global, Edgar Amador Zamora se mueve prudente pero con decisión. Su prestigio académico —con conocimiento en economía y años enseñando en la UNAM— es solo un aval: lo esencial es que, en medio de tempestades, su guía ha evitado que México entre en la zozobra fiscal.

La gran victoria de la calma.
Los líderes políticos suelen brillar con discursos fogosos. Amador Zamora, en cambio, ha optado por el talante callado: primero escuchar, luego diseñar y, finalmente, ejecutar. Cuando los vientos arrecian, es la mesura la que marca la diferencia. Y ahí radica su mayor fortaleza.
Hoy, más que nunca, México necesita mantener a su SHCP erguida, porque en ella descansa la posibilidad de financiar el anhelo de millones: salud, empleo digno, educación y combate a la desigualdad. Edgar Amador Zamora no solo custodia las arcas públicas: sostiene el pulso de un proyecto de nación que busca redirigir a México hacia un destino más justo y próspero.

En tiempos de crisis, la gran victoria no consiste en inflar discursos, sino en contener el pánico, anticipar el riesgo y blindar la economía. Bajo la batuta del Maestro Amador, la SHCP no ha sido un muro rígido, sino un escudo flexible que, hoy más que nunca, mantiene a flote el barco de la transformación.