Hoy, el país se encuentra en una posición sólida, listo para enfrentar los desafíos del futuro.
Por: La Palabra Política.
CDMX 17 de septiembre del 2024.
Desde que el Presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder en diciembre de 2018, la economía mexicana ha mantenido un nivel de estabilidad sorprendente, a pesar de las presiones internas y externas que el país ha enfrentado. A lo largo de su administración, López Obrador ha sido objeto de diversas críticas y especulaciones, principalmente por parte de sectores que vaticinaban una crisis económica derivada de sus políticas sociales y su enfoque en el combate a la pobreza. Sin embargo, a pocos días de concluir su mandato, la realidad demuestra lo contrario: México cierra este ciclo con una economía estable y con bases sólidas, un legado que hereda a la próxima Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo.
Uno de los pilares fundamentales de la estrategia económica de López Obrador ha sido el combate frontal a la pobreza y la desigualdad. Mediante una ambiciosa política de programas sociales, el gobierno federal ha redistribuido recursos hacia los sectores más vulnerables de la población, con iniciativas como «Jóvenes Construyendo el Futuro», las pensiones para adultos mayores y los apoyos directos a campesinos y trabajadores informales. Estas medidas no solo han tenido un impacto significativo en la reducción de la pobreza, sino que han dinamizado la economía interna al aumentar el poder adquisitivo de millones de mexicanos.
Contrario a las advertencias de que estos programas generarían un déficit fiscal insostenible, López Obrador mantuvo un enfoque austero en el manejo de las finanzas públicas. Durante su mandato, el gobierno evitó el endeudamiento excesivo y priorizó la eficiencia en el gasto público. De hecho, los niveles de deuda pública se mantuvieron bajo control, y la inflación, aunque tuvo picos globales debido a factores externos como la pandemia y la crisis energética, ha mostrado signos de desaceleración en los últimos meses.
A pesar de las reformas impulsadas en el marco de la Cuarta Transformación, que buscaban fortalecer la independencia energética, reformar el sector eléctrico y aumentar la participación del Estado en sectores estratégicos, la estabilidad económica ha sido una constante. Las reformas, lejos de generar inestabilidad, han sido implementadas con cautela, manteniendo la confianza de inversionistas nacionales e internacionales. El tipo de cambio del peso frente al dólar, por ejemplo, se ha mantenido relativamente estable, en gran medida por la percepción de que las políticas económicas del gobierno están bien fundamentadas.
Uno de los puntos más críticos fue la pandemia de COVID-19, que afectó a las economías de todo el mundo. México, aunque severamente golpeado, logró salir adelante sin recurrir a medidas extremas de endeudamiento, y el crecimiento económico ha retomado su curso, cerrando con proyecciones positivas en cuanto a recuperación del empleo y aumento de la inversión extranjera.
El traspaso del poder a Claudia Sheinbaum marca un nuevo ciclo en la política mexicana, pero con la seguridad de que la economía del país se encuentra en una posición sólida. Sheinbaum hereda una estructura fiscal ordenada, con reservas internacionales fuertes y un crecimiento moderado pero constante. A pesar de los rumores y las críticas que auguraban una catástrofe económica, la realidad es que la administración de López Obrador deja un país con estabilidad financiera y un ambiente favorable para la continuidad de los proyectos estratégicos de la Cuarta Transformación.
El reto para la nueva presidenta será, sin duda, mantener este equilibrio mientras profundiza las reformas estructurales que buscan hacer de México un país más igualitario. Sheinbaum deberá navegar entre las expectativas de sectores más conservadores, que seguirán promoviendo una narrativa de incertidumbre, y su compromiso con los ideales de la Cuarta Transformación. Pero con la economía en un punto de partida estable, el camino hacia el futuro se muestra con más certezas que dudas.
La especulación y los rumores sobre una supuesta crisis económica que dejaría el gobierno de López Obrador han quedado atrás. Hoy, el país se encuentra en una posición sólida, listo para enfrentar los desafíos del futuro bajo el liderazgo de la primera mujer en la historia de México que asumirá la presidencia, Claudia Sheinbaum Pardo.