La alianza entre la Gobernadora y la Presidenta consolida una política de Estado, no de coyuntura.
Por: La Palabra Política.
Estado de México, 9 de mayo del 2025.
Durante décadas, el oriente del Estado de México fue una herida abierta. Una zona olvidada por el presupuesto, desprotegida por el desarrollo, marginada por el centralismo y el desprecio político. Municipios con una fuerza demográfica colosal, con un músculo económico invaluable, pero tratados como periferia prescindible por gobiernos que sólo los recordaban en tiempos electorales. Esa historia comienza a cambiar. Y lo hace con fuerza, con visión y, sobre todo, con justicia.

La arquitecta de este viraje histórico es la Maestra Delfina Gómez Álvarez, gobernadora del Estado de México, que ha comenzado a reescribir el destino de una región que parecía condenada al rezago perpetuo. Junto a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ha puesto en marcha el Plan Integral para el Oriente del Estado de México, una política pública de largo aliento, estructurada y profunda, que rompe con el abandono y abre un nuevo capítulo de transformación territorial. Es, sin lugar a dudas, la piedra angular del segundo piso de la Cuarta Transformación.

Este plan no es un catálogo de buenas intenciones: es una intervención quirúrgica de Estado. Con una inversión histórica de 13 mil 500 millones de pesos solo en 2025, y una proyección sexenal que supera los 40 mil millones, el proyecto abarca infraestructura urbana, hidráulica, educativa, de movilidad, salud, seguridad y sostenibilidad ecológica. Es un rediseño completo del ecosistema social y económico de municipios clave como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco, Ixtapaluca, Chimalhuacán, Texcoco, Tlalnepantla, La Paz, Chicoloapan y Valle de Chalco Solidaridad.
Estos municipios concentran no solo a más de 10 millones de habitantes, sino a millones de historias de lucha, esfuerzo y resistencia. Durante años, estos territorios fueron símbolo del crecimiento sin planeación, de los cinturones de miseria olvidados por los planes federales y estatales. Hoy, con Delfina Gómez y Claudia Sheinbaum, esa narrativa se transforma: del olvido a la inversión, del rezago a la justicia social.

El impacto es profundo: nuevas escuelas, ampliación de hospitales, obras hidráulicas que garantizarán acceso digno al agua, transporte público eficiente, reforestación de zonas degradadas, centros culturales, mejoras en alumbrado público, pavimentación, y sobre todo, recuperación de la dignidad urbana. Se está construyendo no sólo obra pública, se está construyendo esperanza con cimientos firmes.
La coordinación entre la gobernadora y la presidenta no es casual: es reflejo de una visión compartida de país. Ambas son mujeres surgidas de las bases, formadas en la lucha social, y comprometidas con la justicia territorial. Delfina Gómez no improvisa, ni actúa por ocurrencia: es la primera mujer en gobernar el Estado de México y lo está haciendo con temple, con sensibilidad y con una lealtad total al proyecto de transformación nacional.

La Cuarta Transformación necesitaba una intervención decidida en el corazón del Valle de México. No se podía hablar de justicia social si no se atendía al oriente mexiquense, ese espacio donde convergen la marginación, la densidad poblacional y el potencial humano más vasto del país. Con esta iniciativa, Delfina Gómez demuestra que su gobierno es de resultados, no de discursos. De acción, no de simulación.

La alianza entre la Gobernadora y la Presidenta consolida una política de Estado, no de coyuntura. Este plan es más que una obra sexenal: es el inicio de una era de equidad territorial. Un parteaguas que no solo mejorará la calidad de vida de millones, sino que marcará una nueva forma de gobernar: cercana, humana, técnica y profundamente transformadora.
Porque cuando se gobierna con el corazón en el pueblo y los pies en la tierra, las decisiones dejan de ser promesas y se vuelven realidades. Y hoy, el oriente del Estado de México al fin tiene futuro.