Política

De un Partido Revolucionario a un Movimiento De Regeneración Nacional

Francisco I. Madero
Lázaro Cárdenas
Jesús Reyes Heroles
Andrés Manuel López Obrador

Primer Capítulo, de otros más, para que pueda ser leído totalmente el libro completo

José Rodríguez Castro

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), desde que fue creado, se le consideró como la histórica organización política democrática y electoral, pilar de la vida política, social y el desarrollo del México Moderno. Muy a pesar de las transiciones, naturales en un país que evolucionaba, también se le consideró como el partido que se sumaba a los cambios que requería en cada momento y circunstancia. Incluso, en la necesidad urgente de insertar de México en el mundo.

En el país que requería incluirse en la fisonomía económica global, científica y tecnológica para enfrentar los grandes retos que imponía el mundo moderno, Así como en los aspectos culturales y, desde luego, en lo que se refería a la modernización del Estado y sus instituciones.


El PRI, desde su fundación, luego de la transición revolucionaria y el porfiriato, fue obligado a crear y aglutinar a todas las corrientes políticas e idológicas.

Aún así, prevaleciendo otras que, por sus compromisos más allá de la institucionalización, con una democracia más allá de las propuestas. El institucional se hizo el propósito de impulsar una democracia incluyente, activa, participativa, la del diálogo y el debate nacional con las diversas corrientes ideológicas del país, no afines. Aún así, propició el avance hacia la modernización de las instituciones y el Estado. La economía, educación, la salud y la cultura.

Esta configuración, le permitió establecer el fortalecimiento de los instrumentos jurídicos del Estado Constitucional de Derecho. Así como el respeto y la garantía a las libertades de expresiones ideológicas, políticas, intelectuales y religiosas, adoptando parte de los principios de Benito Juárez.

Su conformación, como todos los grandes partidos en el mundo, se fue dando a través de diferentes etapas y procesos que fueron cambiado la fisonomía y fortaleciendo el ejercicio del poder democrático del país. Teneidno que enfrentó importantes movimientos sociales de diferentes organizaciones, sindicales, obreros, estudiantes, denuncias contra el autoritarismo, la libertad de expresión y represión a grupos discidentes.
Aún así, trataba de afirmar y defender su origen histórico y democrático, cultural. Abierto al debate y el diálogo con las diversas posturas políticas que impulsaban un México hacia una democracia, que conforme transcurrían las épocas y circunstancias, se obligaba aevolucionar y trasnformarse.

Cada vez más aceptaba el pensamiento de una sociedad que exigía una nueva forma de gobernar. Y a la vez, ser un partido defensor de la democracia liberal, el punto de equilibrio entre la diversidad de los disensos y estabilidad para la gobernabilidad.

“El PRI no fue un partido producto de una inspiración individual. Una circunstancia o estrategia de coyuntura política social, un movimiento ocasional. Se fue conceptualizando a través de muchos años, conforme se fueron dando las luchas sociales, independentistas, leyes de Reforma y la Revolución.

Su organización provino de muchas ideas de transformación que aportaron un gran número de líderes naturales en defensa de la dignidad de la patria. De grupos reformadores, sociales regionales, intelectuales, maestros, obreros y campesinos. Su trayectoria ideológica se vino nutriendo con los principios y los genes democráticos que fueron trasmitiendo los grandes hombres que transformaron la vida democrática de México, como la lucha armada conocida como la Revolución Mexicana. En este primer caso, en que Francisco I. Madero promulgó en el Plan de San Luis el 5 de febrero de 1910. La primera Gran Revolución del Siglo XX)”.
La primera concepción de un partido político, se produjo a partir de la conceptualización de partido que propuso Francisco I. Madero. El ideario liberal – democrático que vendría a desembocar en la Revolución Mexicana y derrocamiento de una larga dictadura de 31 años. Durante el movimiento revolucionario, conforme se debatía el país entre las facciones y polarizaciones políticas, se fue fraguando la idea del partido político.

Principalmente, entre las facciones y grupos radicales, democráticos y liberales, quienes sin poder encontrar un plan para la reconciliación, la paz y la estabilidad política para gobernar institucionalmente el país, la salida fue dar los primeros pasos para la creación de un partido político.

En suma, a consecuencia de la violencia desatada, al margen de los intereses del país, baños de sangre, las reyertas por el poder, disputas entre los líderes políticos, los generales revolucionarios, obrero y campesinos, finalmente, por la crisis y fragmentación social, se dio el primer acuerdo y Pacto Nacional a favor de la pacificación. De este modo, se dieron los causes y soluciones no violentas, para que, entre todos los grupos, liderazgos sociales y políticos, definir los cauces y los instrumentos legales e institucionales, para gobernar un país convulsionado por las diferencias políticas e ideológicas.

A parir del Movimiento Revolucionario y luego Social, se conformó un Parido Político con organización social y democrática, concretando y dictando leyes con la finalidad, entre todas las corrientes predominantes, crear una organización partidista institucional, democrática y heterogénea. De aquí surgiría el primer Acuerdo, Pacto Social y Político en la historia de México que propondría el PNR, PRM y, finalmente, el PRI. Acuerdo y pacto con el propósito fundamental para establecer un método apropiado y plural, como documento básico para la pacificación y la gobernabilidad, bajo los principios de una democracia liberal.

El Origen del Movimiento de Regeneración Nacional

Un Pacto Político y Social, adelántandonos, obligadamente, al presente, que propondría Andrés Manuel López Obrador para Tabasco, cuando inició su lucha política y social, que más tarde lo llevaría a la presidencia de la república: El Movimiento de Regeneración Nacional:
“Probablemente la idea de promover el Pacto para la Convivencia Social y Política sea una de las más atrayentes en el discurso de Andrés Manuel López Obrador. Aunque la fecha y el año en que se pronuncia por el pacto son lejanos, sigue siendo una alternativa estatal y nacional. La convivencia estatal y nacional continúa siendo parte del problema que confronta, divide y polariza a los mexicanos.

Como lo dijo entonces López Obrador con firme convicción, urge un pacto “conciliador”, donde todos participen, sin “excluir”. Tomando en cuenta que las cosas siguen cambiando, tienen el curso de la historia y se van a dar otros cambios aún inesperados. La idea del Pacto continúa vigente.

En declaraciones cotidianas, como presidente de la república, López Obrador, deja entrever algunas breves ideas sobre el Pacto. Tal vez sigan aún frescas en su mente. No las olvida porque probablemente es parte de lo que aún se requiere para serenar al país.

“En plena convulsión política, Andrés Manuel López Obrador, en un gesto que lo engrandece, propone a los integrantes del cuerpo social, la necesidad de pensar y organizar con urgencia, “un pacto para la convivencia social y política en Tabasco”.

“El dirigente opositor más importante del estado en este final de siglo y del milenio, en plan conciliador, expone que en este nuevo pacto “debemos participar todos: partidos políticos, gobierno, medios de comunicación, estudiantes, profesionistas, centros de enseñanza de todos los niveles, instituciones religiosas, obreros, campesinos, en fin, la sociedad en su conjunto”. La Palabra Política/ 1995.

El Partido de la Revolución

De aquella lucha social, política e ideológica, es de donde se originó la esencia e identidad histórica al PRI. Obligándose a los pactos y acuerdo. Heterogéneo. disponible diálogo y la inclusión. Permiténdole colocarse a la altura a cada ciclo histórico. Época y circunstancia. Convirtiéndose así en factor de estabilidad, ante cada un de las discrepancias y polarización social y política. Su supervivencia a través de tantos años en el poder se sustentó en su génesis histórica: su heterogeneidad ideológica, frente a propuestas comunes y divergentes. Incluso, por esta misma razón, su estructura o “armazón”, fue la más grande que un partido político organizó en todo el país. Sin esta organización y composición, no hubiera sido posible que el PRI hubiera gobernado más de 70 años.

Para confirmar este hecho histórico, precisamente cuando Maurice Duverge, publicó en 1951, su libro, Los Partidos Políticos, menciona que de hecho los verdaderos partidos políticos provenían, desde en aquellos años remotos, de apenas hacía un siglo. De eso hace ya mucho tiempo, considerando el siglo actual. Y que por cierto, agregaba Maurice Duverger, que en desde 1850, ningún país del mundo (con excepción de los Estados Unidos) tenía conocimiento de partidos políticos moderno de la palabra. Sólo había tendencias de opiniones, clubes populares, asociaciones de pensamiento, grupos parlamentarios, pero no partidos propiamente dichos. Todavía en 1950, éstos funcionaban en la mayoría de las naciones civilizadas, esforzándose las demás por imitarlas, apunta históricamente Duverger.

Los procesos de los verdaderos partidos políticos en el mundo, se llevaron muchos años para constituirse en organizaciones definidas ideológicamente, plurales y democráticas. Cada uno de ellos, para convertirse en auténticos partidos políticos, permitió la inclusión y concurrencia de ideas ideológicas divergentes. Principalmente las opiniones confrontadas para tomar acuerdos comunes. Buscando la reconciliación y pacificación, con la convicción de resolver la polarización y confrontación que eran ocasionada por las luchas sociales y sangrientas revolucionarias.

El PRI se conformó, después de muchos años, dentro de un marco institucional y con una “armazón” que se fortaleció en todas las regiones más apartadas del país. De ahí provino su poder y eficacia que se prolongó más allá de los setenta años. Además, por su misma influencia ideológica, alimentada por un ánimo social y sectores populares que exigían libertad y democracia para elegir a sus líderes rgionales y gobernantes.

Posteriormente, más allá de los conflictos que convulsionaron al país por muchos años, cuando tal vez no había soluciones por los enconos y facciones, el PRI se convirtió en el mejor y eficaz instrumento para los acuerdos, negociaciones y pactos para la pacificación nacional y regional. El mejor instrumente como cause democrático para convocar y contrarrestar las pugnas y controversias, en la lucha descarnada por las facciones en la búsqueda por el poder político.
En este caso, quien tiene la primera idea de la figura histórica de unificación política democrática, fue Francisco I. Madero. Javier Rosas Sánchez, Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, en su estudio, Francisco I. Madero en la Transición Democrática de México, 1905- 1919, clarifica el sentido original del significado de un partido político en el país.

El investigador puntualiza que Madero tenía la firme convicción y en la necesidad de crear entre los clubes políticos, sociedades, fraternidades y logias liberales de todo el país, una red política nacional unificada. Potencialmente abierta a hombres que no pertenecieran a las élites de poder tradicionales, creando una franja de opinión activa, que no aceptaba la ficción democrática ni la manipulación electoral.

Democracia y Partido Político

A fin de cuentas, en el proceso de origen, sostiene Javier Sánchez Rosas, todas las críticas hacia la dictadura concluían reconociendo en Díaz al «hombre necesario» y providencial para el país, convertido en «haz de voluntades», por lo que, razonaban, teniéndole a él salían sobrando las instituciones políticas modernas, como el sistema de partidos políticos y el de sufragio electoral.

Sánchez Rosas, agrega un texto:

De ahí que el «nuevo pueblo», generado por la modernización social y cultural, reivindique su efectiva incorporación a la vida política moderna. En los países en los que funciona la «ficción democrática», con su caciquismo y su fraude electoral (en el México porfiriano), las reivindicaciones son ante todo políticas. Es la época de los movimientos y partidos democráticos. Esos hombres que se sienten ciudadanos quieren ser admitidos a formar parte del pueblo político real. Sus peticiones conciernen ante todo al sufragio, su universalidad y su efectividad.
Para ellos, la verdad electoral es el fundamento de las demás libertades políticas y el primer paso para ser reconocidos y escuchados. Sin embargo, sus reivindicaciones son también sociales, por considerar que los derechos del pueblo no pueden reducirse únicamente a lo político. Aunque muchas veces los nuevos actores profesen retóricamente el rechazo total del sistema social, todos luchan igualmente por obtener un estatuto reconocido, un espacio en los sistemas de poder y nuevos pactos con el resto de los actores sociales y con el Estado.

Al mismo tiempo, apunta Javier Sánchez que Madero no se cansaba de escribir. A través de su epistolario personal, señalaba que la única vía posible hacia una sociedad moderna era por medio de la democracia política, lo que implicaba nuevas organizaciones partidistas que pugnaran por la creación de canales institucionales y dieran acceso a los cargos de gobierno, desde el nivel municipal hasta el Ejecutivo Federal.

Y agrega el historiador que básicamente, la propuesta de Madero era que los partidos políticos deberían de convertirse en centros de pedagogía liberal, formadores de una conciencia cívica entre los obreros y campesinos del país. Ser centros de extensión y difusión política que educaran al pueblo en las nuevas sociabilidades modernas y en sus derechos civiles.

Esta referencia histórica es relevante para el México de hoy que está inmerso a penas en una transición política incierta, producto de un movimiento social, y no de partido político, pactos o integrador de acuerdos pragmáticos. Madero sostenía, continúa Sánchez Rosas, en la necesidad de crear entre los clubes políticos, sociedades, fraternidades y logias liberales de todo el país. Una red política nacional unificada, potencialmente abierta a hombres que no pertenezcan a las élites de poder tradicionales, creando una franja de opinión activa, que no acepte la ficción democrática ni la manipulación electoral.

Un Partido con Pensamiento Universal

Madero, agrega Sánchez Rosas, se plantea la principal tarea política a desarrollar que es crear, para la difusión de valores modernos, nuevas actitudes sociales en los habitantes para que rechazaran delegar su participación y representación política en líderes paternales o jefes protectores. En transformar al vecino que vivía en su pueblo rural, bajo un estatus jurídico particular, en un ciudadano libre con derechos universales.

Esta idea de Francisco I. Madero fue la que le permitió al PRI avanzar hacia los diversos cambios modernos que se fueron dando en el país y en el mundo. Ser parte de las actitudes sociales, transformar el estado jurídico particular y con derechos universales. Defensa que el partido sostuvo casi por setenta años una firme identidad nacional – universal y libertad de pensamiento.

Solución a las diferencias ideológicas.

Madero, trataba de lograr que los ciudadanos pudieran participar en la política por mediación de los partidos políticos, de acuerdo a sus preferencias ideológicas, sin caer en compromisos personales invariables con un poderoso jefe «infalible» y protector”.

La competencia electoral.

En su opinión, Madero, creía en las organizaciones civiles que estaban a favor de la liberalización política del régimen, representando importantes intereses sociales en ascenso, eran las que estaban más interesadas en abrir la competencia electoral a los partidos políticos por la vía del sufragio electoral, como única forma de acceso a los cargos públicos.

La rotación de los hombres en el poder.

Para Madero tenía un enorme significado el respeto al sufragio universal que abría la posibilidad de la renovación constante de la vida pública. Una circulación o rotación constante de los dirigentes políticos en los cargos de gobierno, y una movilidad política en la esfera del Estado mexicano de acuerdo a las preferencias electorales de los votantes.

El General Díaz, agrega el investigador, en cambio, alentaba las relaciones de dominación paternalistas en todas las poblaciones del país, impidiendo la renovación de funcionarios locales en los cargos públicos, que eran heredados a sus sucesores familiares como patrimonio personal, acrecentando los fenómenos de corrupción política, con su secuela de privilegios y prerrogativas, por la ausencia de una alternancia de personal en los puestos de gobierno que permitiese ejercer una vigilancia, control e inspección sobre sus actos públicos. Todo ello en detrimento de la moral pública y de los valores ciudadanos como el de la igualdad jurídica, la libertad de elección, la justicia y la equidad política.

Los Sagrados Derechos Ciudadanos.
“En carta de Madero a su padre, enviada el 10 de noviembre de 1904, aquél le dice:
“… creemos que ya es tiempo que empecemos a hacer uso de nuestros derechos de ciudadanos, pues es verdaderamente vergonzoso lo que pasa aquí en México, que el miedo, la más vil de las pasiones, nos haya degradado al nivel de los parias.
“Considero que nuestros derechos de ciudadanos son tan sagrados como los derechos de propiedad, y que así como ésta la defenderemos con tanta tenacidad, así como debemos defender aquéllos”, escribía Madero.

La Democratización del Régimen.

En este sentido, escribe Javier Sánchez, que cuando Madero se refería a democratizar al régimen, también hablaba de construir el espacio de lo público, del Estado, el cual no se podía edificar sumando conductas clientelares de vecinos en diversos territorios, sino como resultado de un proceso global nacional, con comportamientos ciudadanos regulados por la ley, donde todos actuaran como electores y por ello son elegibles. A esto se refiere su propuesta sobre el sufragio universal: la construcción del ciudadano como ente político pero también público, como portador de derechos y obligaciones civiles, políticas, sociales y culturales.

Normas Democráticas y Legales.

Madero hablaba de reformas a la administración de justicia, no se refiere solamente a la sustitución de jueces venales en los tribunales. Él piensa que se puede crear un régimen democrático como sistema político normativo, racionalizando las actitudes sociales a través de las normas legales y la educación en nuevos valores cívicos. Esta era la función de los partidos políticos modernos, señalaba Madero, y no sólo la de proponer candidatos y ganar puestos en el gobierno. De hecho, ésta era la propuesta de otros grupos de la oposición: que saliera aquel para que entrara uno, dejando al régimen autoritario y patrimonialista intocado.

Sistema Competitivo.

Para Madero, el programa del Partido Antireeleccionista consistía en trabajar porque la voluntad nacional estuviese representada en las Cámaras y tuviera influencia en determinar quién había de ser el sucesor del General Díaz.

Además a Madero le urgía, hace hincapié el investigador, que la participación política de los ciudadanos se hiciese vía partidos políticos y organizaciones civiles, en rechazo a las formas consuetudinarias que los pueblos agrarios tenían para demandar algo al gobierno: por la súplica o la rebelión armada. Señalaba que la promoción de la participación ciudadana crearía un sistema competitivo de partidos políticos, la cual le daría legitimidad a las instituciones públicas.

Y añade que con relación al problema de las desigualdades sociales, Madero señalaba que el principal obstáculo al progreso económico y a la igualdad social radicaba en la ausencia de libertades políticas para que organizaciones de trabajadores y campesinos pudieran defenderse legalmente de las arbitrariedades de patrones y hacendados, expresarse a través de la prensa, y presionar con su participación política para una solución con el gobierno. Porque también los gobiernos necesitaban libertad para desarrollar sus políticas y ganar apoyo; por ello hace el maderismo una firme defensa del municipio libre.

Valor Cívico.

En abril de 1910, cuando Madero encabezó la Convención de organizaciones partidistas donde surgió el Partido Antireeleccionista, en parte de su programa, señaló:

“El espíritu público está aletargado, el patriotismo y el valor cívico deprimidos, y no debemos olvidar que el ideal de los pueblos debe ser fomentar esas virtudes, únicas capaces de salvarlo en las grandes crisis. Los mexicanos tienen miedo de ejercitar sus derechos, por creer que las autoridades no lo permitirán. Este miedo que por tantos años ha paralizado las manifestaciones de valor cívico, paralizará igualmente la del patriotismo…, pues la corrupción en las esferas oficiales aumentará a medida que aumente el servilismo del pueblo.”.

En suma, concluye el historiador Javier Sánchez Ross que, esta es una expresión clara que sintetiza la problemática del país en los albores de la Revolución. Madero cree que es posible superar la crisis del Estado mexicano por las vías de la civilidad, buscando la alternancia del poder por medios electorales, y despertar el espíritu ciudadano por medio de la conciencia política, la organización partidista y la participación civil.
CONTINUARÁ

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