Pablo Lemus Navarro y Claudia Sheinbaum Pardo demuestran que, aun con trayectorias e ideologías distintas, es posible converger en proyectos.
Por: La Palabra Política.
Jalisco, 27 de mayo del 2025.
Desde los pasillos del Palacio de Gobierno de Jalisco hasta los salones oficiales de Palacio Nacional, se despliega hoy una alianza inédita que trasciende colores partidistas y viejas rivalidades: la estrecha colaboración entre el gobernador Pablo Lemus Navarro y la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum Pardo. En medio de una ola de violencia sin precedentes, con el crimen organizado desafiando cada día los cimientos de la seguridad pública, ambos mandatarios han decidido tejer un puente político y social cimentado en la madurez, el respeto mutuo y la urgencia de resultados palpables para los jaliscienses.
Para comprender el alcance real de esta sincronía institucional, es necesario adentrarse en el carácter y la hoja de ruta de Pablo Lemus Navarro. Desde sus primeros días como alcalde de Guadalajara, Lemus se forjó la reputación de líder pragmático: capaz de conciliar las demandas ciudadanas con las limitaciones presupuestales, de impulsar la modernización urbana sin sacrificar la participación vecinal y de tomar decisiones firmes aún bajo la presión mediática. Al asumir la gubernatura, heredó un estado vibrante en lo económico pero sumido en un recrudecimiento de la violencia: cárteles que ya no se ocultan en las zonas rurales, sino que operan en plena zona metropolitana, desde plazas comerciales hasta avenidas de alto flujo.
La presidenta Claudia Sheinbaum, por su parte, llegaba a Palacio Nacional con una convicción clara: romper el paradigma de confrontación excesiva entre niveles de Gobierno y construir, en su lugar, una red de colaboración que potencie resultados. Consciente de la relevancia estratégica de Jalisco —epicentro tecnológico y motor industrial del Occidente—, ofreció al gobernador un canal directo de comunicación y acuerdos puntuales en materia de seguridad, justicia, salud y desarrollo social. Bajo su tutela, instruye a la Secretarías de Estado creen apoyos para el gobierno del Estado de Jalisco.
Este ejercicio de coordinación ha venido acompañado de un mensaje político de altura. En conferencias mixtas, la presidenta Sheinbaum y el gobernador Lemus han subrayado que la prioridad número uno es el bienestar de los ciudadanos, y que cualquier diferencia ideológica o partidaria queda subordinada a paz y tranquilidad colectiva. No se trata de una alianza coyuntural con fines electorales, sino de un pacto de gobernabilidad que responde a la urgencia de los ciudadanos jaliscienses que quieren apoyo y prosperidad para sus familias.
Al final, lo que hoy muestra este ejercicio de gobernanza bipartita es que, en pleno siglo XXI, la política no debe ser un campo de batalla permanente entre colores y siglas, sino un arte de diálogo y construcción de consensos en torno a objetivos comunes. Pablo Lemus Navarro y Claudia Sheinbaum Pardo demuestran que, aun con trayectorias e ideologías distintas, es posible converger en proyectos de envergadura. Su desafío compartido no es solo abatir la violencia de mil cabezas, sino ofrecer a Jalisco y a México la certeza de que la política puede ser, al mismo tiempo, puente y armadura para proteger el derecho más sagrado: el de vivir sin temor.
