Política

Alessandra Rojo de la Vega: La Irrupción de la Empatía en la Jungla Política de la Cuauhtémoc.

Alessandra Rojo de la Vega ha demostrado que la política puede recuperar su dimensión humana.

Por: La Palabra Política.
Cuauhtémoc, CDMX 23 de abril del 2025.

Desde el día en que tomó posesión como alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega derribó mitos: ni los votos de un partido hegemónico, ni las estructuras familiares que parecían intocables podían detenerla. Con valentía y sencillez, esta madre, feminista y activista demostró que la política —esa que tantas veces se escucha hueca— puede resonar con empatía, eficiencia y transparencia.

Alessandra Rojo de la Vega, Alcaldesa de la Delegación Cuauhtémoc en la Ciudad de México.

Un triunfo más allá de lo personal.

La victoria de Rojo de la Vega no fue solo sobre un mapa de casillas en verde; fue el fin de un monrealato que, por décadas, hizo de esta demarcación capitalina su zona de confort política. Su arribo pone en evidencia que el tablero de poder es vulnerable a la voluntad de la gente: los colonos de la Roma, la Condesa, la Doctores, Tepito y San Rafael se unieron para darle la espalda a las viejas maquinarias.

“El poder no es eterno y la soberbia no construye”.

Alessandra Rojo de la Vega Piccolo
Alcaldesa de la Delegación Cuauhtémoc

Valores humanos como herramienta de gobierno.

Lo más disruptivo de su gestión no está en decretos ni en discursos grandilocuentes, sino en un estilo que recupera valores olvidados:

  • Empatía activa.
    Rojo de la Vega no presume un gabinete blindado: sale a la calle, escucha y construye sus programas con la gente. Frentes de diálogo ciudadano —desde vecinos hasta comerciantes— definen rutas de acción colectiva.
  • Transparencia en tiempo real.
    Cada gasto, cada licitación y cada avance de obra se publica en línea. Su administración invita a la comunidad a fiscalizar con datos abiertos, reduciendo al mínimo las sombras donde suelen enquistarse la opacidad y la corrupción.
  • Eficiencia con rostro humano.
    No se trata de recortes drásticos ni de horadar presupuestos. Bajo su mando los recursos fluyen hacia reparación de banquetas, mejoras en luminarias y proyectos de seguridad focalizados en puntos críticos, siempre bajo la lupa ciudadana.

Tejer puentes más allá de colores.

Quizá la jugada política más inteligente de Alessandra Rojo de la Vega sea su relación con la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina. Pese a venir de partidos distintos, han demostrado que gobernar es sumar:

  1. Alianzas estratégicas para mejorar la seguridad pública: patrullajes conjuntos, cámaras de videovigilancia y comités vecinales empoderados para reportar incidentes.
  2. Programas integrales de movilidad, donde delegación y Ciudad de México coordinan rutas emergentes de transporte y ciclovías seguras.
  3. Proyectos culturales que revitalizan plazas y centros comunitarios, fusionando talento local con inversión metropolitana.

Este “pacto de civilidad” no es un gesto retórico: es un reconocimiento de que los retos de Cuauhtémoc no llevan etiqueta partidista, y que la cooperación puede ser más poderosa que la confrontación.

Clara Brugada Molina, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y la Alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega.

Proyectos que hilan futuro.

En sus primeros meses, la alcaldesa dejó claro que gobernar no es prometer, sino cumplir. Entre sus iniciativas más destacadas están:

  • “Cuauhtémoc Iluminada”: renovación de más de 10,000 luminarias LED en colonias donde la inseguridad creció a la sombra y el anonimato.
  • “Verde y Vivo”: rescate de parques y corredores peatonales para acercar al vecino al aire libre y sembrar conciencia ecológica.
  • “Conecta Empleo”: ferias y talleres para fortalecer el emprendimiento local, vincular oficio y demanda y reducir la brecha laboral en zonas vulnerables.

Cada programa incorpora la voz del vecino: no son ideas de escritorio, sino soluciones cocreadas en mesas de trabajo barriales.

El legado en construcción.

Aun cuando los retos persisten —desde la presión política hasta la diversidad social—, Alessandra Rojo de la Vega ha demostrado que la política puede recuperar su dimensión humana. Su gestión apunta a un legado de convivencia: con aplausos en redes sociales, pero con resultados palpables en banquetas reparadas, calles más seguras y ciudadanos protagonistas de su propia delegación.

Ella prometió cambiar la Delegación pausadamente, en fases; empezó creando, proyectando y unificando. Ahí abrió un surco de esperanza, arrancó el germen de una nueva forma de hacer gobierno: donde la voz del más humilde resuena con la misma fuerza que la de un empresario, y donde el diálogo sustituye al discurso vacío.

En un sistema político acostumbrado a la grilla y la simulación, Alessandra Rojo de la Vega se alza como un faro de autenticidad. Su gobierno es una invitación: la política renace cuando quienes la practican deciden escuchar de verdad. Y, en Cuauhtémoc, esa decisión ya se ha convertido en acción.

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