Política

Adán Augusto: El Hermano del Poder en Medio del Huracán Político del 2025.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 6 de octubre del 2025.

En un sistema donde la información es poder, Adán todavía tiene con qué negociar.
Sabe demasiado.

En política no hay amistades eternas, solo coincidencias que duran hasta que el poder cambia de manos. Hoy, el Senador Adán Augusto López Hernández, el que un día fue considerado el hermano político del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, se encuentra en el ojo del huracán más feroz de su carrera. Las olas del escándalo golpean sin tregua su figura: acusaciones, denuncias y señalamientos de corrupción que lo colocan como epicentro de un terremoto político que sacude al Senado y al corazón mismo del movimiento que ayudó a construir.

Senador Adán Augusto López Hernández, presidente de la junta de coordinación política del Senador de la República.

Adán Augusto, curtido en las artes del viejo régimen, conocedor de las jugadas bajo la mesa, enfrenta una tormenta que amenaza con devorarlo políticamente. Las versiones que circulan lo pintan como un hombre que amasó poder, tejió alianzas, y movió hilos desde los pasillos más oscuros del sistema. Pero en este 2025, ese pasado parece volverse en su contra.

Cuando fue gobernador de Tabasco, nombró a Hernán Bermudez Requena, jefe de la política del estado de Tabasco hoy detenido por el gobierno de México.

“El pato mayor le tira a las escopetas.”

Adán Augusto López Hernández
Senador de la República.

Una expresión en apariencia coloquial, pero con una carga política brutal. Su mensaje es claro: acusa fuego amigo, señala hacia Palacio Nacional, y deja entrever que la guerra mediática y judicial que enfrentaría podría haberse gestado dentro de su propio partido. Una batalla interna en Morena, donde los antiguos aliados hoy parecen ser enemigos disfrazados de justicia.

El político de la vieja guardia.

Adán Augusto no es un improvisado. Su estilo áspero, directo, incluso autoritario, tiene raíces en la escuela priista, esa que enseñaba que la política se hace con poder, no con discursos. Supo usar esa escuela durante su paso por la Secretaría de Gobernación, donde fue el brazo fuerte del presidente López Obrador, y antes, como Gobernador de Tabasco, donde aprendió que en el tablero del poder, el que no impone, desaparece.

Adán Augusto López Hernández fue operador político en la campaña del ex gobernador del PRI por Tabasco, Manuel Andrade Díaz.

Hoy, ese animal político —como él mismo se define— lucha por sobrevivir en un ecosistema que ya no le pertenece. El obradorismo, que fue su plataforma, ha mutado hacia una nueva era, la de Claudia Sheinbaum Pardo, una Presidenta que ha dejado claro que no habrá impunidad para nadie, ni siquiera para los cercanos al exmandatario. Su política es firme, su mensaje contundente: el país necesita instituciones, no padrinazgos.

Y ahí está la diferencia.
Mientras Sheinbaum construye una narrativa de Estado, Adán defiende su historia de lealtad y poder. Mientras ella apuesta por el futuro, él lucha contra los fantasmas de su pasado.

Fuego amigo y poder oculto.

En las profundidades de este enfrentamiento se mueven fuerzas silenciosas. Adán Augusto, dicen los que lo conocen, tiene información sensible de gobernadores, senadores, alcaldes, empresarios y hasta de la élite cercana al ex presidente. Documentos, conversaciones, acuerdos no escritos. Ese es su escudo político, su seguro de vida. Si él cae, podrían caer otros.

Y eso lo sabe bien Palacio Nacional.

Adán Augusto López Hernández y Claudia Sheinbaum Pardo.

Por eso su caso es una bomba de tiempo. Nadie quiere ser quien lo empuje al vacío, pero todos observan cómo se tambalea. En este tablero de poder, la lealtad dura lo que dura la conveniencia, y el Senador tabasqueño lo sabe. De ser el operador estrella del obradorismo, pasó a convertirse en su problema más incómodo.

El ajedrez del poder.

Hoy, Adán Augusto López Hernández no está muerto políticamente, aunque muchos ya redactan su epitafio. Tiene recursos, tiene aliados, y sobre todo, tiene secretos. Y en política, los secretos son la moneda más valiosa. Sabe que su nombre pesa, que su caída podría arrastrar a varios. Pero también sabe que este es un juego sin sentimentalismos: en la era Sheinbaum, nadie está por encima de la ley.

Senador Adán Augusto López Hernández, Senador Miguel Ángel Yunes Márquez y el Senador Gerardo Fernández Noroña.

Mientras tanto, la Presidenta mantiene la distancia. No lo condena, pero tampoco lo protege. Se limita a dejar que las instituciones hagan su trabajo. En esa neutralidad está su fortaleza. En esa decisión, su liderazgo.

La historia de Adán Augusto es la de un hombre que creyó que el poder era eterno, pero el poder, como el mar, cambia de marea. Y hoy, esa marea lo está arrastrando.

El tiempo dirá si logra salir del oleaje o si este huracán político termina por sepultarlo.

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