Política

Más impuestos, más país: la jugada estratégica del Gobierno rumbo al 2030.

Pagar un poco más hoy, es el precio de tener un mejor México mañana.

Por: La Palabra Política.
CDMX, 21 de octubre del 2025.

En tiempos donde las redes arden ante cualquier aumento, hablar de impuestos suena casi a una provocación. Pero si se analiza con cabeza fría, sin la espuma de la polémica, hay algo que no se puede negar: México está dando un paso valiente hacia su madurez económica. El reciente ajuste fiscal anunciado por el Gobierno de México no es una carga más para el ciudadano, sino una apuesta para fortalecer el país desde sus cimientos.

La oposición en contra de las medidas tomadas por el Gobierno de México.

Y detrás de esa estrategia hay un nombre que empieza a resonar con fuerza en el gabinete presidencial: Edgar Amador Zamora, Secretario de Hacienda y Crédito Público, un funcionario discreto pero de mente estructurada, técnica y sobre todo comprometida con el futuro financiero de la nación.

Una decisión impopular… pero necesaria.

La historia económica de México ha demostrado que lo fácil siempre ha sido lo populista: bajar impuestos para aplaudir en el corto plazo, aunque se hunda el barco en el largo. Esta vez, el Gobierno decidió romper ese círculo vicioso. Subir impuestos, sí; pero hacerlo con propósito, con inteligencia y con visión.

El Mtro. Edgar Amador Zamora entiende que sin recursos no hay desarrollo, que las grandes transformaciones no se sostienen con discursos ni con buenas intenciones, sino con una hacienda sólida que respalde cada programa social, cada escuela construida, cada carretera pavimentada y cada peso que llega a las manos de quien más lo necesita.

Mtro. Edgar Amador Zamora, Secretario de Hacienda y Crédito Público del Gobierno de México.

Este ajuste fiscal —criticable para algunos, inevitable para otros— busca garantizar la continuidad del proyecto nacional hacia 2030, un proyecto que prioriza la justicia social y la redistribución económica.

El arquitecto silencioso del nuevo modelo económico.

Edgar Amador no es un improvisado. Con una carrera técnica impecable, experiencia en finanzas públicas y una visión moderna del Estado, ha logrado convertir la política fiscal en una herramienta de desarrollo, no en un castigo. Su labor ha sido meticulosa, quirúrgica, centrada en cerrar los huecos de evasión y aumentar la eficiencia recaudatoria sin asfixiar al sector productivo.

Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México y el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Edgar Amador Zamora.

Su fórmula es clara: los que más tienen deben aportar más, y los recursos deben regresar al pueblo transformados en becas, salud, vivienda y obras públicas. No se trata de recaudar por recaudar, sino de invertir en la gente. Esa es la diferencia entre una política fiscal con sentido humano y una simple mecánica de números.

De los impuestos al bienestar: el círculo virtuoso.

Cada peso que el Gobierno recauda a través de esta nueva política tributaria se reinvierte directamente en programas sociales, impulsando el bienestar de millones de mexicanos.
La lógica es sencilla pero poderosa:

  • Más ingresos fiscales significan mayor capacidad de inversión en infraestructura,
  • Más inversión genera empleos y crecimiento local,
  • Más crecimiento produce mayor consumo y estabilidad,
  • Y eso, a su vez, fortalece la economía nacional.

Lejos de ser un golpe al bolsillo, el ajuste fiscal es una inversión colectiva. Una especie de pacto nacional en el que todos aportamos para construir un país más justo y con bases económicas más firmes.

Hacia el 2030: el México que se está construyendo.

El Gobierno de México no está pensando en los próximos tres meses, está pensando en los próximos años. La visión del Plan 2030 es clara: un país que deja atrás la dependencia fiscal del petróleo y se sostiene con una economía diversificada, moderna y socialmente responsable.

El trabajo del Secretario Edgar Amador Zamora no solo fortalece las finanzas nacionales, sino que garantiza que los programas sociales —símbolo de la Cuarta Transformación— tengan continuidad, fuerza y estabilidad presupuestaria.
Sin un buen manejo hacendario, no hay becas, no hay pensiones, no hay desarrollo. Pero con estrategia, transparencia y recaudación responsable, México puede asegurar el futuro de su gente.

Un país que se atreve a crecer.

A veces, las decisiones más sabias son las más difíciles de explicar. Subir impuestos no gana votos, pero puede salvar economías. Y hoy, México necesita estadistas, no populistas; necesita técnicos con sensibilidad, no administradores de rutina.

El Mtro. Edgar Amador Zamora encarna esa nueva generación de servidores públicos que entienden que la verdadera transformación no se grita, se construye. Su trabajo es silencioso, pero decisivo.
Y si algo queda claro con esta reforma fiscal, es que el país avanza hacia un modelo más justo, más fuerte y más humano.

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