En Jalisco, su estilo empieza a consolidar un nuevo tipo de gobernanza.
Por: La Palabra Política.
Jalisco, 24 de septiembre del 2025.
En un México donde la política suele traducirse en confrontación, en discursos encendidos y en pleitos que poco resuelven, la figura de Pablo Lemus Navarro, gobernador de Jalisco, comienza a destacar por un estilo distinto: el de la política que suma, que dialoga y que se construye con acuerdos, no con trincheras.
Desde que asumió la gubernatura, Lemus ha mostrado un sello propio: eficiencia, inteligencia y, sobre todo, madurez política. No llegó a improvisar; llegó con una visión clara de lo que quería para los jaliscienses. Y en pocos meses ha dejado ver que entiende algo que a muchos políticos se les olvida: que gobernar no es perpetuar la división, sino abrir caminos para que las diferencias ideológicas no se conviertan en muros que frenen el desarrollo.
Su activismo en la capital del país es prueba de ello. Ha tocado puertas en las secretarías federales, ha buscado recursos, pactos y proyectos que beneficien directamente a Jalisco. Ha ido al Congreso de la Unión no a confrontar, sino a tender puentes, a dialogar con legisladores de todos los partidos, a establecer acuerdos que fortalezcan las herramientas económicas y políticas necesarias para su estado. Esa actitud revela a un político que entiende que la fuerza del poder local también depende de la capacidad de tejer relaciones nacionales.
Lo que resulta más valioso en Lemus es su capacidad de gobernar sin revanchismos. Siendo de Movimiento Ciudadano —y por lo tanto opositor—, no se ha encerrado en la trinchera de la confrontación. Al contrario, ha demostrado que se puede hacer política civilizada, sin renunciar a los principios ni a la autonomía, pero entendiendo que el respeto y el diálogo producen más resultados que la descalificación permanente.
Lemus gobierna con la misma lógica que lo hizo crecer en el ámbito empresarial y social: resultados, consensos y trabajo en equipo. Su gobierno se ha abierto a la sociedad, a los distintos grupos políticos y económicos de Jalisco, y lo ha hecho sin importar ideologías. Esa capacidad de sumar lo convierte en un líder con proyección más allá de su estado.
En Jalisco, su estilo empieza a consolidar un nuevo tipo de gobernanza: cercana, eficiente y con la vista puesta en el futuro. Y en el escenario nacional, su figura comienza a ser referencia de lo que significa gobernar desde la oposición con pulcritud, con ecuanimidad y con inteligencia.
