No son promesas, son hechos.
Por: La Palabra Política.
Quinta Roo, 18 de agosto del 2025.
Hay mujeres que no necesitan gritar para hacerse escuchar. Mara Lezama Espinosa es una de ellas. Desde que llegó a la silla de la gubernatura en Quintana Roo, su voz se convirtió en brújula, en guía, en eco de un pueblo que exigía ser visto y atendido. No lo hizo con discursos huecos ni con promesas lanzadas al viento, lo hizo con un compromiso firme: combatir la corrupción, gobernar con transparencia y, sobre todo, luchar contra la pobreza y la desigualdad que habían marcado a miles de familias del Caribe mexicano.

Mara no es la política convencional que se esconde detrás de los muros del poder. Es la mujer que baja a las calles, que toca puertas, que abraza, que escucha. Ese sello personal es lo que hoy la coloca como uno de los rostros más visibles de la llamada Cuarta Transformación, no solo en Quintana Roo, sino en la ruta que conecta su gobierno con el proyecto nacional de la presidenta Claudia Sheinbaum.

El segundo piso de la 4T no se construye solo con ladrillos de discurso ni con cimientos de retórica. Se sostiene con acciones, con proyectos palpables, con resultados que transforman la vida cotidiana de la gente. Y ahí, Mara ha sido clave: programas sociales que fortalecen a los más vulnerables, iniciativas que atienden a comunidades olvidadas, políticas que buscan cerrar la brecha entre quienes lo tienen todo y quienes apenas sobreviven.

Su ética y sus principios no son slogans de campaña, son el motor que empuja su ejercicio de gobierno. Ha demostrado que la transparencia no es un adorno, sino una exigencia; que el combate a la corrupción no puede quedarse en consignas, sino que se convierte en práctica diaria cuando se gobierna con rectitud. En una tierra donde la desigualdad había echado raíces profundas, Mara busca arrancarlas con paciencia, con constancia, con la convicción de que cada acción es un paso hacia adelante.

La alianza con el gobierno federal no la convierte en sombra ni en comparsa. Al contrario, su trabajo con Claudia Sheinbaum refleja una visión compartida: la de transformar desde lo local para fortalecer lo nacional. Quintana Roo no es solo un destino turístico de fama mundial; es un estado con heridas sociales, con desigualdades históricas, con comunidades que necesitaban una voz firme que las representara. Esa voz hoy tiene nombre y apellido: Mara Lezama Espinosa.

La política suele ser un terreno de egos, pero en Mara encontramos más bien una convicción: la de servir. Esa esencia es la que la convierte en referente, en guía y en ejemplo de que gobernar también puede significar transformar vidas, no solo administrar recursos.

Hoy, mientras los pilares del segundo piso de la 4T se levantan en todo el país, en Quintana Roo ya se siente el peso de esos cimientos. No son promesas, son hechos. Y detrás de esos hechos está la mano firme y el corazón humano de una mujer que entendió que el poder solo tiene sentido cuando se pone al servicio de la gente.


